Falleció el maestro Simón Villanueva, uno de los padres de la filigrana Momposina

El maestro Simón Villanueva falleció a la edad de 92 años, tras luchar desde hace algún tiempo con problemas de salud derivados de enfermedades crónicas.

Su nombre es un referente en la creación y evolución de la filigrana colombiana. Sin embargo, no siempre quiso ser joyero. Su interés por este oficio se despertó cuando conoció al gran maestro Guillermo Tres Palacios, quien fuera su vecino.

En la década de 1930 Villanueva era un hábil cocinero que todos los días, en la entrada de su casa vendía lo que se conocía como el mejor sancocho trifásico de Mompox. Fue el aroma lo que llevó al maestro Tres Palacios a aventurarse a la casa de su vecino. Así inició la amistad entre Simón y Guillermo, quien decidió enseñarle el oficio que marcaría para siempre, la vida del maestro Villanueva: la joyería en filigrana.

Elaboró sus primeras piezas alrededor de 1945: argollas de plata muy sencillas y sin mayor habilidad técnica. Vestigios de quien más adelante sería reconocido como uno de los padres de la filigrana en Colombia que se fueron con los pasajeros y comerciantes de los barcos que llegaban al puerto de Mompox provenientes del Río Magdalena, y a quienes Simón vendía sus primeras y joyas.

 

El aprendizaje y destreza en la técnica de la filigrana vinieron con el tiempo, con la paciencia que solo regala el oficio y con la sabiduría que entrega el trabajo artesanal en un país como Colombia. De hecho, cuando sintió que podía vivir de las joyas, no lo dudó y viajó por todo el país. Mudó su taller y su talento a distintas poblaciones solo para saber, al final, que debía volver a Mompox, su tierra natal y donde ya descansa en paz.

Durante ese largo viaje que emprendió junto a la joyería, Villanueva conoció grandes maestros joyeros, carpinteros y herreros, quienes además de compartir con él sus conocimientos y experiencias, le heredaron uno de sus grandes tesoros: su mesa de joyería.

Esa mesa es uno de los pocos objetos de la década de los 40 que Simón Villanueva conservó hasta hoy. Fue una época marcada por las manos de artesanos momposinos quienes se encargaron de dar el reconocimiento y el estatus que actualmente tiene filigrana en Colombia. Simón se sentaba todos los días desde las 6:00 a.m. frente a su mesa; allí desayunaba, almorzaba y trabajaba hasta que el fin de la jornada a las 5:00 p.m.

Su legado familiar ya completa dos generaciones de joyeros. Hijos y nietos han seguido sus pasos en el oficio y están convencidos de mantener la tradición, el oficio, la magia y la destreza para crear joyas utilizando todo el talento y las facilidades tecnológicas que vengan con las futuras generaciones. Hoy, ellos lo despiden con el orgullo de haber recibido el ejemplo de un hombre pleno, lleno de amor por su trabajo y la transmisión de un oficio artesanal que gracias a él se mantiene con el pasar del tiempo.