Por Esperanza De Lavalle (Especial para Revista Zetta).- Las noticias contaban que el jugador de Puerto Colombia, Carlos Bacca, “Peluca”, anotó un gol en el triunfo del Milán el domingo, pero para quienes no somos hinchas furibundos del futbol, el interés hasta ahí llega, amén de sentir alegría porque se trata de un colombiano y sobre todo costeño.
Pero lo que sin lugar a dudas me arrugó el corazón, fue el dialogo que sostuvieron con el padre del jugador, en su narración decía que su hijo, contribuyó al sustento familiar con lo que ganaba como ayudante de bus, en la ruta Puerto Colombia – Barranquilla, actividad que combinaba con la pesca, oficio del cual su papá también ha vivido.
Gracias al deporte, a Carlos Bacca su vida le dio un giro de 180 grados en fama y bienestar. Su familia, numerosa por cierto, también mejoró su nivel de vida, tal como lo hacen los que se benefician de su espíritu altruista por medio de su fundación.
Historias de vida y superación como ésta, son las que pueden salir de apostarle al deporte como disciplina de inclusión y de desarrollo económico para nuestros jóvenes, por eso, todo el esfuerzo que haga nuestra dirigencia es más que necesario.
Para fortuna, nuestros gobernantes Manolo Duque y Dumek Turbay siempre la tuvieron clara; de hecho el alcalde en su programa de gobierno, miró el deporte más allá del disfrute personal y junto con Turbay lo asumen como una poderosa herramienta que permita formar un mejor tejido social para combatir pobreza, inequidad y pandilla, y por consiguiente mejorarle el horizonte a nuestros pelaos.
Como aficionado y periodista deportivo que han sido, Turbay y Duque se las jugaron, presentando 97 razones de peso para que Cartagena y poblaciones como Carmen de Bolívar y Magangué, sean la sede y subsedes de los próximos Juegos Nacionales Deportivos 2019, a lo que han hecho llamar los Juegos de la Paz.
Si el argumento es que hay que mirar el país desde las regiones, Bolívar tiene el mérito de haber sido el departamento de Colombia pionero en triunfos mundiales en diferentes disciplinas deportivas, por lo que la nación debe reivindicarse, en especial con zonas que quedaron a la merced de la violencia, como el caso del Carmen de Bolívar.
Bajo esta premisa un puñado de personas, entre senadores, representantes, diputados, concejales y funcionarios, le madrugaron a la dirigencia deportiva de la capital del país y argumentaron ante la prensa nacional por qué Bolívar debe obtener la sede de dichos juegos nacionales deportivos; iniciativa que tuvo el brillo y el encanto propio de Cartagena, a través de su música, gastronomía y cultura, con la que enamora al visitante.
En realidad el evento resultó un suceso digno de orgullo, la sinergia entre gobierno distrital y departamental, infraestructura deportiva heredada de los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2006, nuevos escenarios en el departamento, capacidad hotelera, entre otras bondades, sumado a las obras que se construyan, permitieron que conocidas figuras del periodismo deportivo como Antonio Andraus y Hugo Illera, entre otros, defendieran a Bolívar como sede.
A hora sólo basta una respuesta positiva, ojalá no tardía de parte del Presidente de Colombia, con la que cumpla la promesa que le hizo a Bolívar que si clasificada entre los cinco primero lugares en las pasadas justas, obtendría la sede, porque a la fecha estamos sobrados en decisión y disposición.