A la espera de una fecha para el juicio ante la Corte Suprema de Justicia, cumplió tres años de detención preventiva la ex senadora Piedad Zuccardi.
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Este 23 de febrero la dirigente política cumplió 1.095 días detenida, tiempo durante el cual ha hecho gala de su fortaleza y defendido su inocencia, reclamando ante el alto tribunal sus derechos fundamentales a la presunción de inocencia, al derecho de un juez imparcial, al derecho a la defensa y principalmente el derecho a la libertad, interponiendo ante las instancias legales acción de tutela y acudiendo al Habeas Corpus.
La Corte Suprema de Justicia la mantiene en detención preventiva, sin dar inicio al juicio en el cual pueda desvirtuar las acusaciones de la Sala Penal de una presunta alianza con grupos de autodefensa para llegar al Congreso.
Aunque la ahora exsenadora decidió voluntariamente presentarse y responder ante las autoridades, los togados consideraron dejarla privada de su libertad tras argumentar que “era un peligro para la socidad”.
Durante el proceso se recibieron declaraciones de testigos de cargo, en los que incluyen otrora jefes, mandos medios y combatientes de las Autodefensas, algunos de los cuales han recobrado su libertad, cobijados por los beneficios de la Ley de Justicia y Paz, después de pagar condenas de 8 años en diferentes cárceles del país.
En los testimonios allí recogidos ninguno señala la participación de Zuccardi en los hechos ilegales que los investigadores señalan.
En agosto de 2014 se inició la Audiencia Preparatoria de la cual se han efectuado cinco sesiones sin que a la fecha se haya decretado el cierre de la misma, tras varios aplazamientos, cuatro de los cuales tienen origen en la agenda de la misma Sala Penal.
A la fecha de hoy, la audiencia preparatoria aún no culmina y no se tiene certeza de cuándo podría empezar formalmente la audiencia pública del juicio.
La defensa ha denunciado en múltiples oportunidades la violación de derechos procesales, llamando la atención sobre interceptaciones a las comunicaciones abogado-cliente, hecho que la ley tipifica como una falta; Zuccardi también ha elevado su voz para pedir un juez imparcial, y el derecho a apelar las decisiones de quien la investiga, la acusa y la juzga.
Por no contar con la doble instancia para los aforados, especialistas en derecho penal han considerado a Colombia como un Estado que viola los tratados internacionales que ha suscrito.
De la violación de los derechos humanos de la procesada ha rendido un informe el observador internacional de la Unión Interparlamentaria UIP, y llevaron a la defensa a solicitar medidas cautelares ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos CIDH con sede en Washington.
«¿Cuántas limitaciones más tengo que sufrir en el ejercicio de mis derechos humanos?», le dijo Zuccardi a los magistrados de la Corte durante la sesión de la audiencia preparatoria del 22 de septiembre de 2014.
Recientemente, el 18 de enero del presente año durante la última audiencia manifestó: «Le solicito a la Corte que los derechos formales sean efectivos».
A lo largo del proceso se han escuchado voces de expertos que no comparten la forma en que la Justicia ha adelantado el proceso, cuestionan la idoneidad de los testigos y la inducción de que fueron objeto para que mencionaran a la exsenadora Zuccardi; igualmente se preguntan por las garantías procesales e, incluso, sobre el tiempo excesivo de su detención preventiva; difieren del criterio de la Sala Penal al aplicar el contexto plasmado en decisiones y sentencias con la cual ha condenado a más de 60 parlamentarios en la llamada «parapolítica».
Piedad Zuccardi mujer de fe y de gran templanza, ha soportado la separación forzada de su núcleo familiar, sufriendo limitaciones para compartir con ellos momentos irrepetibles como lo ha sido el nacimiento de sus tres nietos: como abuela ha seguido desde la distancia el crecimiento de los hijos de sus hijos.
«Ningún colombiano ni ningún miembro de mi familia se va a sentir avergonzado de que Piedad Zuccardi estuvo inmersa en alguna conducta ilícita», ha expresado la exsenadora.