Por John Zamora (Director de Revista Zetta).- A un señor muy, muy viejo, con unas alas muy, muy largas, le pedí que escuchara ciertas frases de unos audios, y me dijera si le parecían familiares.
Son 32 libritos que hay que leerse…
Me estoy leyendo unos aquí, ya hay 14 personajes que están leyéndose esos libros ahora mismo…
Cómo hacemos para repartirnos eso…
Tú sabes que yo invertí en tu compaña…
¿Quién te manda a no leer..?
Pudiste seguir adelantando con la vaina de las ops, de dónde vamos a sacar la plata…
Pero tengo susto de seguir haciendo vainas…
Mi acuerdo contigo es responder sobre eso y si me clavan a mí te clavan a ti…
Yo te confirmo, pero eso lo sacamos, no hay problema…
Por ahí se mueve mucha plata por debajo…
El señor muy, muy viejo, con unas alas muy, muy largas, me dijo que esas frases las había escuchado muchas veces en su vida, así las voces por momentos le parecieran diferentes.
“Creo que eso lo oí en el restaurante del hotel Las Velas, la noche antes la elección de una muchacha como Personera, a una bonitica que la llamaban como un pájaro”…
Apenas dijo eso, entró en duda… “No, no, eso fue la vez que escogieron a otra muchacha, una hotelera o algo así, como contralora… si, fue en Las Velas, en El Laguito…”
Después, rectificó y dijo: “Eso lo escuché en Las Velas, de eso si estoy seguro, porque allá sesionaba el Concejo, pero no se si fue para elegir a un contralor que dedicó su gestión a agotar las existencias de Old Parr…”.
De inmediato desconfié de su memoria. El Concejo tiene varios años de funcionar en Galeras de la Marina, en Getsemaní, y antes estuvo por mucho tiempo en el palacio de la Proclamación, y así se lo hice saber.
“Eso es lo que tu crees. Allá iban a consumar las cosas, pero las verdaderas decisiones las tomaban en Las Velas. De allá salieron alcaldes, secretarios, personeros, personeras, contralores y contraloras… ¡Eso lo escuché allá!”
El señor muy, muy viejo, con unas alas muy, muy largas, me explicó que él se hacía pasar por trabajador en ese hotel para cumplir con una misión de su verdadero jefe, que pretendió santificar a la clase política cartagenera. “Me toco irme. Qué va, mi jefe me dijo que a esos manes no los santificaba ni el mismísimo Juan Pablo II, que por esos días estuvo en Cartagena”.
Debí ser franco con el señor muy, muy viejo, con unas alas muy, muy largas, y decirle que estaba equivocado de cabo a rabo. Que lo que escuchó es de ahora, reciente, de palpitante actualidad…
El hombre se horrorizó. Dijo que no podía ser. Que él mismo, con sus ojos y oídos, de cuerpo presente, había sido testigo de esas frases. “Si eso se repitió, es la reencarnación del mismísimo demonio”, espetó.
Perplejo con su incredulidad, el señor muy, muy viejo, con unas alas muy, muy largas, me imploró que le explicara cómo podía ser que eso que el presenció una y otra vez hace años, hoy estuviese pasando de nuevo.
Le dije que ya no es necesario ser un señor muy, muy viejo, con unas alas muy, muy largas, para escuchar lo que dice la gente en corrillos recónditos. Que hoy hay tecnología, que todo el mundo tiene celulares, que todo el mundo vive pegado a ellos, y que las personas pueden grabar, seguir, fotografíar y mil cosas más con la tecnología.
Fue en ese momento cuando decidí explicarle que lo que escuchó corresponde a unos audios de moda en Cartagena, captados por la Fiscalía y presentados en unas audiencias contra el alcalde, la contralora, un concejal y un particular.
– “Eso lo entiendo, ¿pero por qué están de moda?”
– Porque, además, los publicó El Universal…
– “Ajá, entonces El Universal los grabó en las audiencias”…
– No… parece que se los hicieron llegar, porque el sonido está impecable.
– Me vas a dar el teléfono de ese periódico, porque yo también, con este trabajo celestial, he estado cerca de otras situaciones que les podría resultar interesantes…
– ¿Cómo así? … ¿y dónde ha estado usted?
– Pues cuando Enrique Ghisays Manzur y Gabriel García Morales hicieron sus triquiñuelas en Odebretch… y lo que pasó en la junta directiva de Reficar con el “Pompi” Cabrales… y lo que ha venido pasando en la ciénaga de la Virgen… ¿Usted no se da cuenta que Cartagena se baña en todos los aguaceros?
– No le entiendo, explíquese.
– Si hay dineros del narcotráfico en el 8000, ahí estuvo David Turbay; si hay parapolítica, ahí están senadores y gobernadores; si hay corrupción portentosa, ahí están estos casos…
– ¿Y usted cree que le paren bolas en El Universal?
– Claro que sí… estoy seguro que si tienen audios de estos otros casos, de seguro los publican… hay que rogarle a la Fiscalía que se los haga llegar.
Me pareció que el señor muy, muy viejo, con unas alas muy, muy largas, ya estaba desvariando, seguramente acosado por la senilidad. Me despedí de él, con cierta contemplación, impresionado por sus largas canas y el desvencijado plumaje de sus alas.
Entonces me miró y, con tono comprensivo, me dijo:
– Mi vejez no es locura. Tal vez no lo entiendas, pero todo lo que has escuchado, y lo que yo he escuchado, no son otra cosa que… ¡los sonidos del espiporre!