“A mi senadora Sandra Ortiz…”

La tormenta interna es el estado natural del partido Alianza Verde en Cartagena.

Se comprobó en el convulsionado caso de la ahora candidata al Concejo Judith Díaz Agámez, y pasó con en los no menos sarandeados casos de Saray Aguas y Angélica Hodeg, amén de las refriegas internas que algunos tratan con el eufemismo de “dialéctica natural de la discusión política”.

En los casos de Aguas y Hodeg, los verdes les han concedido aval para luego sacarlas a sombrerazos. A Saray le impidieron presentarse a la reelección como concejal, y a Angélica la expulsaron, pero no les alcanzó la fuerza para sacarla del Concejo, pues allí siguió deliberando en representación de sus electores.


Los sombrerazos ahora fueron para Judith, de parte de los integrantes de la lista al Concejo, quienes la ven como una amenaza electoral: con los votos que ellos pongan, pueden terminar eligiéndola.

Fabio Castellanos, Viviana Miranda, Hístar Ariza, Lúder Ariza, Albeiro Morales, Andrés Oviedo, José Barrios, Mitchel Villareal, Sergio Mendoza –entre otros- en la carta con la que intentaron desactivar el aval a Judith Díaz, denotaron que le tienen terror a su presencia:

“Introducirá un factor desequilibrante en la lista al Concejo toda vez que los actuales integrantes de la misma estaríamos en abierta desventaja política y de recursos para que se dé una contienda sana, equilibrada, leal y democrática al interior de la lista, toda vez que es un hecho notorio en la ciudad la fortaleza de respaldos políticos electorales y financieros que posee Judith Díaz”.

Hace cuatro años, Díaz apoyó la candidatura a la Alcaldía de Andrés Betancourt y formó parte del movimiento Cartagena Confirmas, que obtuvo una curul para el Concejo en cabeza de Ronald Fortich. Por decisión judicial, ella ingresó al Concejo en su reemplazo, con salidas y reingresos al vaivén de los fallos. Su tío, Carlos Díaz Redondo, fue alcalde de Cartagena, y gestor del movimiento Nueva Generación, que es la base de su plataforma electoral.

Con la decisión de seguir en la arena política, debía buscar aval para mantenerse vigente, y como todos los aspirantes, inició gestiones para obtener aval de partido político. En el primer parcial de inscripciones no figuró oficialmente en ninguna lista, y en la semana de modificaciones vino el bombazo: había sido fichada por el partido Alianza Verde, contra todos los pronósticos.

Ya con el aval en mano e inscripción formalizada, Díaz Agámez habló como sabio chino, con calma y una sonrisa tenue pero imborrable. En su cuenta de Instagram escribió:

“Gracias… a mi senadora Sandra Ortiz, que cree en mí y dio todo para que este sueño fuera realidad”.

Eso sonó como ciclista cuando gana etapa, y comienza a agradecer “a mi papá y a mi mamá…”

Al igual que pasó con Fabio Amín en el partido Liberal para meter a Katia Mendoza Saleme en contra de toda la lista al Concejo, por esta vía supimos quién fue la poderosa madrina que prohijó a Díaz y derrotó a vacas sagradas verdes como Angélica Lozano, Antonio Sanguino o Jaime Navarro Wolf.

Con la “madrina” estaba Juan Luis Córdoba (hijo de la chavista Piedad Córdoba), Carlos Ramón González, Angélica Marín y Jorge Guevara, del Directorio Nacional.

Sandra Ortiz es una senadora cuyo nombre por primera vez se menciona en Cartagena y Bolívar, es decir, nunca ha tenido ningún vínculo con la ciudad y el departamento, y no se sabe de dónde viene la cercanía y favoritismo con Díaz Agámez.

En sus agradecimientos públicos se puede apreciar quiénes están a su favor en Cartagena para que se instale con votos y una potencial curul: “Al Directorio Departamental Rainer, Erlin, Federico, Carlos M; a las candidatas y comisión de igualdad de género Inilse Mercado y Ruby Fortich…”. Díaz ocupa ahora el número 11, que originalmente estaba en cabeza de Angélica González.

¿Y ahora, quién podrá defendernos? Parece ser la pregunta de los candidatos al Concejo, a quienes les quedan dos armas: la primera, las urnas. Derrotarla. La segunda, cobrarle el transfuguismo, pues le enrostran que antes de pensar en Verde, Díaz Agámez hizo todos los trámites formales de militancia en el partido ASI para solicitar aval y ser candidata por esa colectividad al Concejo.

En efecto, cuando se conoció un borrador de lista a Concejo de ASI, allí figuraba el nombre de Judith Díaz, a quien no le habría agradado ni el número que le asignaron ni el trato recibido. Aunque ella nunca confirmó nada en público, dirigentes de ASI si comentaron que hubo conversaciones y que hubo disparidades.

En la sonada carta hay dos aspectos, por demás, graves: uno, cuando señalan que esta conducta «puede convertirse en la estocada final al Partido, localmente, y darle soporte real a los detractores del Partido que manifiestan que el Verde en Cartagena es un Partido de Avales».

Y la parte final: «puede producir un sismo interno (¿otro?, preguntamos) de incalculables repercusiones».

Es evidente que seguirá la tormenta en un partido con una alta deuda con Cartagena.