Por Alfonso Cassiani Herrera (Especial para Revista Zetta 20 años).- Qué barbaridad, aun no salimos del impacto o, más aun, de los múltiples impactos que generan las más recientes bravuconadas racistas en este país, esa siembra inútil de dolor a una sociedad hastiada de violencia. Me refiero a dos situaciones oprobiosas que tuvieron como epicentro el Valle del Cauca y lo más grave, la autoproclamada capital del pacifico, la ciudad de Santiago de Cali.
La primera es la urgencia con la que cuatro jóvenes negros, de la experiencia de emprendimiento Real Music Studio – RMS, Ronal, Andrés, Junior y Johan, tuvieron que salir mediante un video en las redes sociales a decirle a la sociedad que no son ningunos bandidos. “Nosotros, familia, no somos ningunos delincuentes como algunas personas nos están tildando”, lo que en un poco más de tres minutos repiten al menos cuatro veces, en virtud a que alguien de muy mala leche puso a circular una foto de 2018 en la que aparecen promocionando su iniciativa empresarial. En efecto, ellos, ¡NO SON NINGUNOS BANDIDOS!!!
Qué barbaridad tener que demostrar que no se es bandido, dado que por tu simple pertenencia étnica la sociedad, te asume como tal, no era para menos la preocupación y angustia que se denota en lo que denominaron la aclaración de la controversia, dado que, a cinco jóvenes negros, menores de edad del barrio Llano Verde, en el Distrito de Agua Blanca, no les dieron la oportunidad de decir que no eran bandidos, sus cuerpos fueron ultimados de forma cobarde y hallados en un cañaduzal, a la altura del puente que conduce al antiguo vertedero de basuras de Navarro, extremo oriental de la Sultana del Valle.
Las renombradas hipótesis, formuladas por las autoridades, hablan por sí solas: 1. tiene que ver con un supuesto reclutamiento por parte de bandas delincuenciales y criminales en el oriente de Cali. 1.1. habrían asesinado por no acceder a las intenciones de estos grupos para que fueran parte de los mismos. 2. haber sido víctimas de supuestos grupos de exterminio, que la población conoce como de ‘limpieza social’. 3. estos cinco menores sería que ellos se habrían ido a elevar cometas en la tarde del martes, 11 de agosto, y que se habrían ido a comer caña. De allí que sus cuerpos aparecieron en un cañaduzal. 3.1 creen que los adolescentes habrían ingresado a un predio particular y que habrían sido confundidos con delincuentes.
Todas dicen lo mismo, En efecto, ellos, ¡NO ERAN NINGUNOS BANDIDOS!!!
Qué barbaridad, es precisamente ahí donde se ve retratada con absoluta claridad la Bravuconada Racista, que se ensaña ensimismada contra nuestras comunidades, hoy Cali es el foco, ayer lo fue Tumaco y antes Cartagena, para no hacer alusión a las múltiples acciones racistas que se registran día a día en Medellín y Bogotá.
Insidia bastarda, más de 487 años después, persisten en su empeño por doblegar nuestra dignidad pretendiendo instrumentalizarnos como vástagos de su codicia, reclutando a nuestros jóvenes o vinculándoles a sus conflictos armados, e incluso limitando sus oportunidades profundizando la crisis social, negándonos nuestros derechos, para proponerles en el camino malsano de la pandilla y la drogas, para luego señalarlos cuan dedo inquisidor.
Qué barbaridad, es ese dedo precisamente el que colma la capacidad de fascinación al observar los múltiples señalamientos que en Santiago de Cali han realizado a través de las redes sociales, veamos algunas: “allí viven todas las ratas de Cali era mejor hace un falso positivo”, “gas lacrimógeno esterilizante para que no se reproduzcan”, “que manada de carbón para quemar”, “Cali debería poner visa para toda esta gente de Tumaco, Buenaventura, Quibdó, etc.”, “verdaderamente esa gente se merece su suerte y la vida que llevan”, “Gasssss con todos esos desechos humanos”, para solo mencionar algunos, que sin ningún tipo de vergüenza se atrevieron a escribir y socializar estas barbaridades plagadas de vacía ignorancia.
Las expresiones políticas y organizativas de comunidades negras, afrodescendientes, afrocolombianas, raizales y palenqueras, así como sus líderes y lideresas, asumimos, la resistencia que nos legaron nuestros ancestros, y queremos poner de presente que ser mujer u hombre joven negro no es sinónimo de bandido, En efecto, ¡NO SON NINGUNOS BANDIDOS!!!, y exigimos ir más allá de las tradicionales “exhaustivas investigaciones” de autoridades cuya falta de resultados las hace indolentes y que el Estado de una vez por todas asuma QUE LA VIDA DE NUESTROS JOVENES SI IMPORTA!!!