El cantante de salsa puertorriqueño Carlos “Cano” Estremera, conocido por todos como “El dueño del soneo”, falleció hoy a los 62 años, en un hospital del área metropolitana de San Juan de Puerto Rico. El artista había sido hospitalizado la semana pasada.
Fue su esposa, Yamira Arce, quien corroboró la noticia a través de una publicación en Facebook, donde manifestó que «mi corazón está destrozado, no tengo consuelo».
Estremera sufrió una crisis de salud en 2018 como consecuencia de una fibrosis pulmonar, condición que afecta con frecuencia a personas con la condición congénita del albinismo, la cual él tenía.
La salud de Carlos Enrique Estremera Colón, nombre completo del cantante, se agravó debido a que tras el azote del huracán María en 2017 no pudo tomar los medicamentos necesarios para mantener bajo control sus enfermedades. En verano de 2018, el salsero tuvo que interrumpir una serie de presentaciones en Suramérica para recibir atención médica en Puerto Rico.
Posteriormente, se trasladó a Pensilvania, donde el 2 de noviembre de 2018 fue sometido a un doble trasplante de pulmón. Sin embargo, aunque la cirugía fue un éxito, Estremera despertó con una parálisis de las rodillas hacia abajo que lo obligó a alejarse por completo de los escenarios. “Estoy paralítico. No se sabe a consecuencia de qué… Luego que salí de la operación, salí así, y tengo que ser condescendiente en eso, porque yo vine aquí a buscar unos pulmones, pero yo llegué a este hospital prácticamente muerto… tuve que esperar siete días a que apareciera el donante y se hiciera el trasplante”, expresó el cantante durante una entrevista telefónica en abril de 2019. “Tengo que saber si esto va ser permanente o no lo va a ser, ya llevo seis meses así… no me visualizo en una tarima en silla de ruedas”, destacó entonces.
Una trayectoria que marcó generaciones
La carrera de esta importante figura de la historia musical puertorriqueña comenzó debido a la influencia que tuvo sobre él haber crecido en Barrio Obrero, específicamente en el residencial Fray Bartolomé de las Casas, en Santurce, donde estuvo expuesto al arte que hacía la familia Olivo con su grupo Pleneros del Quinto Olivo. De joven, según narró en varias ocasiones, solía tocar percusión con sus amigos del barrio.
Como cantante, se inició en el Grupo Barrio Latino, luego estuvo con Los Pleneros del Quinto Olivo y, más adelante, a los 18 años de edad, se incorporó a la Orquesta Mulenze con quienes grabó temas como “Mala lengua”.
Sin duda, uno de los grandes aciertos de su carrera fue aceptar, en el 1978 la invitación a ser el cantante principal de la orquesta del maestro Bobby Valentín. El primer tema que grabó con la agrupación fue “La boda de ella”, del compositor puertorriqueño Roberto Angleró, sin sospechar que en poco tiempo se convertiría en uno de los imprescindibles de la cultura popular puertorriqueña.
Según un artículo publicado por la Fundación Nacional para la Cultura Popular, fue a partir de ese momento cuando comenzó su carrera de aciertos en el pentagrama popular. Con Valentín, grabó seis discos, incluyendo dos como solista.
A finales de 1984, El Cano, como también se le conocía, decidió fundar su propia agrupación, con la cual se dedicó a interpretar música de múltiples géneros, pero siempre enfatizando en la salsa.
Estremera fue reconocido como uno de los soneros de mayor peso en el campo afroantillano. En el 1986, obtuvo el premio Paoli como “Cantante de Salsa del Año”, y el premio “Orgullo del Caserío”, otorgado por la Corporación de Renovación Urbana y Vivienda de Puerto Rico.
En 1988, debutó como productor de sus propios discos, bajo su sello CEG Records, con el álbum “Salvaje”. Un año más tarde, lanzó la producción “Dueño del Soneo” Vol. 1, la cual marcó el comienzo de una nueva serie de grabaciones en su carrera profesional.
Cano tenía una gran destreza a la hora de improvisar en clave, lo que le ganó el mote de “Dueño del soneo”. Así lo demostró en 1990, cuando realizó 105 soneos corridos sin repetición de estrofas, en un concierto celebrado en Guánica. Ese mismo año, superó su hazaña al improvisar 128 soneos en el pueblo de Yabucoa. Y semanas más tarde, ante 5,000 expectadores en Juana Díaz, aumentó su cifra a 130 soneos.
Su trayectoria no estuvo ajena de controversias. En 2014, un grupo de ciudadanos y músicos solicitó que vetaran su entrada a la ciudad de Cali, Colombia, por haber utilizado lenguaje “subido de tono”, precisamente al ritmo del reguetón, en una de sus presentaciones. Algo similar ocurrió previamente en Puerto Rico, bajo la administraciones de Sila Calderón y Anibal Acevedo Vilá.