Manifiesto Libertario

La plaza de toros la Santamaría de Bogotá acogió un acto reivindicativo en defensa de la libertad y por el regreso de los toros a la capital colombiana. Además de los toreros -El Juli, Miguel Ángel Perera, Alejandro Talavante, Sebastián Castella, José María Manzanares, Juan José Padilla, Iván Fandiño, Miguel Abellán, Curro Vázquez, Diego Silveti, Luis Bolívar, Manuel Escribano y Octavio García «El Payo», entre otros-, se encontraban Fermín Sanz de Santamaría, nieto del constructor de la plaza de toros, acompañado por Santiago Tobón, empresario de Medellín; Carlos Gómez, empresario de Manizales, y Hernán Ruíz “El Gino”, empresario de Cartagena de Indias.

Estaba también presente Felipe Negret, quien a pesar de haber interpuesto la acción ante la Corte Constitucional de Colombia para la vuelta de los toros a Bogotá, rechazó ocupar un lugar junto a los matadores. «El protagonismo lo deben tener los toreros». Junto a ellos también estaba José Félix Lafourie, presidente de la Federación Nacional de Ganaderos.

Al grito de ¡Viva el toreo! y olés recibieron los aficionados a los toreros que ocuparon su sitio en la tarima ubicada en los aledaños de la Santamaría. El acto comenzó con la interpretación del himno nacional de Colombia y un paseíllo como si del inicio de una corrida de toros se tratara.

La llegada de José María Manzanares desató los gritos de ¡Libertad, libertad!. Todo estuvo envuelto de gran pasión y sentimiento que afloraron con el minuto de silencio tributado a José María Manzanares padre.

Tomó la palabra un emocionado César Ricón, quien con la voz entrecortada afirmó: «Todo esto que se ha congregado aquí es por estos valientes -en referencia a los novilleros-. Es un momento histórico. Gracias a todos los toreros que me están acompañando, pero no sólo a mí, sino a la Tauromaquia del mundo. Quiero transmitir el sentimiento de todos ustedes y gritar por la libertad de la Fiesta y de los seres humanos».

También intervinieron Hernán Arciniegas en nombre de las peñas taurinas, quien confió en que la administración va a acatar la sentencia de la Corte Constitucional; el ganadero Miguel Gutiérrez y Guillermo Rodríguez, de Caracol Radio, como representante de la prensa taurina.

Curro Vázquez abrió el turno de intervenciones de los toreros presentes en el acto: «Quería haber dicho unas palabras sentidas pero después del minuto de silencio y las palabras de César Rincón me resulta complicado hablar. Tan sólo puedo decir: ¡Viva la Fiesta y viva la afición de Bogotá!»

Juan José Padilla destacó que este acto: «Es una gran muestra por la defensa de los derechos de la libertad». En ese mismo sentido se mostró Miguel Abellán: «Nunca dejéis que os quiten el derecho fundamental que es la libertad».

Por su parte, Julián López «El Juli» añadió: «Estamos aquí para agradecer a estos novilleros y a César Rincón su lucha». Sebastián Castella dijo: «Sólo quiero decir que sigamos luchando. ¡Libertad!». Por otro lado, Iván Fandiño afirmó:»Gracias Bogotá, gracias novilleros por darnos una lección de torería, pundonor y saber que tenemos que defender lo nuestro, la libertad por el toreo».

Un emocionado José María Manzanares, que era la primera vez que comparecía en público tras el fallecimiento de su padre, expresó: «Ahora mismo no tengo fuerza para pararme enfrente de un toro pero sí para apoyar la Fiesta y estar aquí en Bogotá».

Miguel Ángel Perera: «Estoy agradecido a todos ustedes, a los novilleros, a César Rincón, a los aficionados y a todos por defender los derechos fundamentales». Luis Bolívar también tuvo palabras de agradecimiento: «Por la muestra de vocación y afición de estos novilleros». Alejandro Talavante fue muy escueto en sus palabras: «Enhorabuena porque habéis dado un ejemplo». Las intervenciones de los toreros la cerró el mexicano Diego Silveti: «Hoy Colombia le dio un ejemplo al mundo taurino de lo que es defender la libertad».

Tras la lectura del manifiesto escrito por Antonio Caballero, fue el turno del novillero Andrés Manrique, quien cerró el acto y habló en nombre de todos su compañeros en huelga de hambre: «Quiero agradecer a todas las figuras del toreo por haberse dado ese paseíllo a Colombia».

 

 

 

Manifiesto libertario

Para nosotros, los aficionados a los toros, el toreo es una manifestación de alta cultura. No porque lo hayan cantado los poetas o pintado los pintores, ni porque Francia, burocráticamente, lo haya declarado patrimonio cultural intangible de su tierra. Sino porque es una actividad que se expresa de muchos modos y es a la vez muchas cosas: una fiesta, un rito, un espectáculo, un combate, un sacrificio, un juego. Y un arte.

Las artes se definen por sí mismas, sin necesidad de demostración teórica: son como el movimiento, que se demuestra andando. Y en consecuencia se defienden también por sí mismas. Pero el arte del toreo, como todas las artes, tiene un enemigo, que es el poder. El de la Iglesia lo ha perseguido durante siglos, el de las autoridades civiles ha querido prohibirlo en muchas épocas y lugares, tanto cuando son despóticas – dictaduras o monarquías de derecho divino –como cuando se pretenden democráticas en virtud del derecho de las mayorías a gobernar. Olvidando el otro elemento esencial de la democracia, que es el respeto por las minorías.

Es esta última modalidad de acoso la que nos tiene reunidos hoy aquí, ante esta plaza de toros de Santamaría arbitrariamente clausurada por el capricho de un alcalde, que lo justifica en nombre de la estrecha aritmética que le dio el triunfo electoral.

Los aficionados a los toros somos una minoría, y sabemos que nuestros gustos no son universalmente compartidos. Por eso no aspiramos a imponerlos sobre los de otras minorías haciéndolos obligatorios, ni queremos tampoco prohibir los suyos, que pueden ser tan variados como la ópera o las carreras de motocicletas o la práctica del espiritismo, las procesiones religiosas o las maratones de marcha a pie. Sólo pretendemos que, recíprocamente, no nos impongan los suyos ni nos  supriman los nuestros. No queremos ni mandar ni prohibir. Pero nos resistimos a que nos prohíban y nos manden.

No se trata únicamente de reclamar el derecho a asistir como espectadores a las corridas de toros. Se trata también de defender el derecho a elegir el propio oficio. En este caso, la profesión de torero, como lo desean estos jóvenes novilleros que llevan meses acampando frente a las puertas cerradas de la plaza de toros, como refugiados de una guerra.

O como lo hicieron estas figuras del toreo venidas de España, México y Francia, y por supuesto también de Colombia, para acompañarlos en persona en una manifestación de solidaridad con ellos y de coherencia con sus propias vidas. Estamos aquí, en suma,  para exigir la libertad. La libertad de expresión. La libertad de elección. La libertad del placer. Contenidas todas en el eterno sueño libertario que es la prohibición de prohibir.

Quien quiera suscribir este Manifiesto, bienvenido sea. Ya lo haga por su afición a los toros, o por su interés en el arte, o por su tolerancia hacia los gustos ajenos, o por su respeto por los derechos de las minorías, o por su amor a la libertad.  Este es un Manifiesto para hombres libres.

Bogotá, 12 de noviembre de 2014