Se aprecian grietas en los costados y el estado interior también es preocupante, pero el IPCC no hace nada, el descuido y uso abusivo atentan contra nuestro patrimonio.
También hay desarreglo en los exteriores, evidencia del nulo o bajo aseo que se le brinda al inmueble.
Como siempre, como ha ocurrido con las antenas en Getsemaní, con el edificio Aquarela o con festivales de cultura popular, el IPCC «prende empujado» y llega tarde… ojalá no llegue tarde a hacerle mantenimiento y aseo al principal escenario de la cultura cartagenera.