Palabras de la representante a la Cámara por Bolívar, Karen Cure, durante el homenaje póstumo al dirigente Hernando Padauí Álvarez
Bogotá, 16 de junio de 2021.
Corren tiempos difíciles en Colombia, no se trata solo de las graves afectaciones que se evidencian día a día con las protestas y bloqueos cuyo origen, por más que descalifiquemos la forma violenta con que se están manifestando, proviene de una sentida declaración de insatisfacción y dificultades de todo tipo que están padeciendo nuestros ciudadanos. Es también la tragedia por el dolor de las pérdidas que ha ocasionado el virus pandémico. Estamos sufriendo los colombianos una terrible desazón que nos embarga como grupo social y como individuos.
El coronavirus nos ha llegado para interrumpir el ciclo natural de la vida, para dejar una estela de orfandad en muchas familias y anegar en un mar de tristezas las amistades perdidas.
Desde el Congreso de la República nos corresponde brindar una voz solidaria en estos tiempos aciagos, como también es de noble espíritu honrar la memoria de quienes por su trascendencia en la vida pública han dejado un legado de buenas acciones.
El médico Hernando José Padaui Álvarez descubrió su vocación de servicio desde la misma profesión que escogió para ejercer. Luego, impulsado por su amor inagotable a la gente de su tierra, y gozando del querer popular, pudo como Alcalde de Magangué concretar obras y proyectos de cuyo reconocimiento surgiría después su credencial como Representante a la Cámara.
Hernando José marcó con su personalidad arrolladora un estilo y una forma original de hacer y entender la política. Lo suyo era el contacto directo, la sonrisa y el apretón fuerte de manos, la presencia constante, el afecto honesto que se da sin contraprestación. Miles de kilómetros una y otra vez recorridos con sus distintivos zapatos Convers, le dieron amplia visibilidad entre los habitantes de Bolívar que en dos ocasiones le favorecieron con la distinción de congresista.
Su disciplina y esfuerzos, su talante conciliador, el desinterés protagónico, su calidad humana, fueron valiosos apoyos para sus colegas parlamentarios. Su entusiasmo a la hora de estudiar o revisar proyectos o iniciativas, así como para respaldar o cuestionar decisiones gubernamentales, y desde su comisión legislativa fijar pautas para regionalizar el presupuesto general de la Republica, contribuyeron sin duda alguna a generar condiciones más dignas y a brindar nuevas oportunidades a miles de colombianos.
En temprana hora la muerte tocó a su puerta, su joven esposa y su pequeña Luna, la hija que un año antes de su partida se convirtió en la razón más poderosa de su existencia, lloran, como lo hacemos todos los magangueleños, como lo hacen quienes tuvieron el privilegio de su bondad, la ausencia fatal que ha dejado.
Infatigable en cada día de su vida, Nando fue un acérrimo protector de los animales, son muchas las anécdotas que en Bolívar se cuentan de sus misiones de salvamento para desvalidos perros callejeros a quienes brindaba protección y cariño. Demasiado corazón en un cuerpo ligero, le daban energías para amar por igual a las personas, a los animales y a la naturaleza.
Criado como un provinciano, nunca renunció a la libertad de soñar en modos de bienestar y progreso para los suyos, fue ese el motivo supremo para que acabándose de elegir como congresista, declinara su titularidad para buscar el cargo de gobernador de Bolívar. Las vicisitudes propias de la actividad política se lo impidieron, pero nadie dudó en ese momento ni después, que en el futuro lograría también ese objetivo. Nando no tuvo congojas en su derrota ni acogió resentimientos, prueba fehaciente de ello fue el respaldo que dio a quien elegido gobernador, meses antes fuera su oponente. Lo hizo desde la Asamblea de Bolívar, como diputado por derecho, habiendo obtenido la segunda mayor votación en su aspiración a la Gobernación.
Hernando Jose Padauí Álvarez fue y será recordado como un hijo ilustre de su tierra, sus virtudes de las que hoy apenas alcanzo a hacer un breve esbozo, le concedieron ser amado y respetado. Para su familia y sus amigos se fue el hombre amoroso y generoso que vivió desprendidamente. Para Colombia ha muerto un servidor de la patria. Que su alma inmortal brille desde el cielo junto a los hombres y mujeres que fueron ejemplo y que el Dios de todos lo acompañe.