Por Álvaro Royo Bárcenas (Especial para Revista Zetta).- (Xiamen – China).- 19 de julio de 2021.- El opinar se ha convertido en los últimos años en un vehículo de compromiso, pero no es algo que quien escriba acerca de determinado tema lo haya planeado, quizás el deseo haya sido solo escribir, y para eso, como para muchas otras cosas, solo se necesitan las ganas, como tomarte una Coca Cola, por ejemplo, te la tomaste y ya, no hay nada de fondo, ni hay un hecho pensado, ni persigues un fin, pues muchas veces escribes por lo mismo, ¡porque te dio la gana y ya!
Yo personalmente lo atribuyo a la lectura sesgada y reductora de una gran masa de lectores que al verte opinando sobre ciertos temas escudriñan en comas, puntos y comillas, para, de manera errónea ubicarte a conveniencia de ellos en un lado ideológico, no se dan a la tarea de entender que es posible no estar de acuerdo con nada, ser un mar de dudas y no tener realmente una posición política definida, piensan por ti, deciden por ti, y te acribillan a conveniencia, porque ellos si están totalmente seguros de tener la razón y perder el tiempo tratando de entenderte es demasiado, por eso lo fácil es darte una vulgar etiqueta, un uniforme y un número, como en los campos de concentración, después de eso la ¡cámara de gas!
Y así me veía hace unos días en un sueño perturbador, hacíamos fila los que no estamos matriculados en los extremos ideológicos, los que pensamos que hay vida y futuro más allá de la oscuridad que reina en estos momentos, son días enteros de nubarrones en la política Colombia, todos los días llueve, con truenos, inundaciones aunque hayan días soleados, el futuro, ese 2022 que ya es como un trofeo para salvar el país de los mismos que nos han gobernado, los que cada 4 años se cambian a conveniencia el disfraz de villano por el de súper héroe y ahí vamos.
Estos planes a 4 años hablan muy bien del poco nivel planificador de nuestra clase política, en este mes de julio del 2021 hacen planes para marzo del 2022, con estos planes a meses a esta gente hablarles que la programación de una ciudad y de un país debe hacerse a 50 años debe hacer que se les vuele la cabeza en mil pedazos, si cada vez que suben al poder el que gana trata de deshacer lo que hizo el anterior, y el que pierde a meterle palos en la rueda al que gano para hacerle perder los 4 años, y luego se debilitan entre ellos para tratar de meter en la cárcel al otro.
Por eso no extraña que en Latinoamérica el que se monta ya no se quiere bajar, y si se va a bajar trata de gobernar en cuerpo ajeno para no tener problemas jurídicos más adelante, es como una fijación enfermiza, la aniquilación política del contrario, esos dos extremos tratan de destruirse permanentemente, su victoria es ver al contradictor y oponente político tras las rejas o muerto, está lleno de ejemplos Latinoamérica con esto, y no han logrado otra cosa que la destrucción de nuestras ciudades, de nuestros países.
Volviendo a mi sueño el tema es que la fila era larguísima, todos teníamos uniformes grises con rayas blancas, estábamos sucios, despeinados y hambrientos, y algo muy importante, ninguno sin afeitar, esto seguro lo había visto en alguna de esas películas de la segunda guerra mundial cuando los presos inocentes iban en una marcha de no retorno a la cámara de gas, caras de tristeza, otras de horror y algunas de esperanza.
En este sueño loco la ejecución no era por pertenecer a determinada raza o llevar determinado apellido, era porque no estábamos y no pertenecíamos a ninguno de los extremos políticos que tienen a Colombia en penumbra, polarización y zozobra, y cada uno de esos extremos tenía la certeza que poseían la verdad y que pertenecíamos al lado contrario pero no lo manifestábamos, por eso deberíamos morir.
Los que hacíamos la fila esperando la muerte no teníamos certezas, teníamos muchísimas dudas, o para decirlo mejor, teníamos la certeza que estábamos llenos de dudas, y teníamos muchas preguntas que no habían sido respondidas, eso nos iba a costar la vida.
Thinking
Ya despierto me puse a pensar como cuando uno se toma una Coca Cola sin declararte fan de ella, solo porque te dio la gana, me preguntaba dentro de mis océanos de dudas:
- ¿Si este ejercicio de democracia en el cual ya llevamos 200 años ha servido de algo?
- ¿Si no podría ser interesante dentro de ella misma tratar de reformarla dramáticamente de manera que los extremos se unan y comiencen a empujar hacia un mismo lado?
- Que los enfrentamientos políticos que heredamos desde tiempos de Bolívar nos han hecho llegar a la concusión que siempre ha sido así, pero podríamos, ¡joder! ¿Preguntarnos si es conveniente que eso siga así?
- Que ¿por qué las certezas de algunos pueden llegar al extremo de ignorar hechos tangibles?
- Y por qué no deberíamos avergonzarnos de nuestras dudas.
Como siempre allí está mi email al pie de página para los que quieran escribirme sus opiniones acerca del tema y con mucho gusto les responderé.
¡Un abrazo!
Álvaro Royo Bárcenas
Xiamen-China
Twitter: @Alvaro_E_Royo
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