El Juzgado 18 Penal Municipal con Funciones de Control de Garantías de Cartagena le dictó medida de aseguramiento de detención domiciliaria, igual al empresario Avelino Villamizar, pero envió a la cárcel a su compañero sentimental Martín Barreto.
Cartagena de Indias, 20 de enero de 2022.- Aunque un juez le definió la situación jurídica y deberá tener casa por cárcel, la situación política de la presidenta del Concejo, Gloria Estrada, es endeble y sostenerse en esa dignidad le resultará cada día más difícil a ella y a la ciudad.
El partido Liberal informó días atrás que le retiró el derecho a voz y voto, por lo que su deliberancia quedó anulada por tres meses, a lo que se suma su limitación física de movilidad reducida a su casa de habitación, sin contar el escarnio en opinión pública y redes sociales, independiente de su derecho constitucional a la presunción de inocencia.
Una presidenta sin voz ni voto, con media de aseguramiento vigente, resulta sin instrumentos válidos para ejercer el primer cargo de la Mesa Directiva del Concejo, y propicia el enjuiciamiento público de la clase política con asiento en esa corporación. Además, a la luz de los reglamentos, resulta inviable su presencia como presidenta y como concejal.
Las cosas así se configura una ausencia temporal y no podrá ejercer la Presidencia, que le corresponderá al primer vicepresidente, Óscar Marín.
Deberá entonces proferirse un acto administrativo donde se encargue a Marínde la Presidencia, y donde la curul de Estrada quede como «silla vacía».
La sanción ética del partido liberal vino con la advertencia que podría prorrogarse tres meses más, mientras la medida de aseguramiento no tiene una temporalidad cierta, y seguirá pesando como espada de Damocles.
Tanto los que la eligieron como los que estaban en la contraparte política siguen en un silencio ensordecedor, y solo se ha escuchado el comunicado donde esperan que «nuestra presidenta» salga de esta encrucijada.
La situación le ha dado unas inusitadas vitaminas políticas al alcalde de Cartagena William Dau, que comenzaba su tercer año de mandato con saldo en rojo por su desgobierno, pero que encontró en esta situación el pretexto perfecto para reencauchar sus viejos señalamientos y ponerse del otro lado, así en la práctica haya sido un neomalandrín cohabitante con el Concejo, que le ha aprobado en 95% de sus iniciativas. El Concejo le sirve para expedir acuerdos, pero es desechable para sus opiniones y acusaciones políticas.
Las voces que piden la renuncia de Estrada tanto de la Mesa Directiva como de la curul tendrán siempre un tema a la mano, salvo que una renuncia aplaque las críticas a la situación política y jurídica de la presidenta.
Ya el Concejo hace un periodo sesionó con ocho concejales mientras diez andaban presos. ¿Resistirá el Concejo una presidenta sin voz ni voto y con casa por cárcel?