Cartagena de Indias, 8 de septiembre de 2022.- El alcalde Willian dau se frota las manos con la quimera de «despacharse» con de más de 2.200 cargos directos en la nómina de la Alcaldía, pero su festín burocrático está bastante «enmochilado»: no hay ambiente en el Concejo.
El proyecto de acuerdo 149, que pretende la «modernización y rediseño institucional de la Alcaldía», transita por aguas correntosas y todo indica que naufragará.
En términos prácticos, ningún concejal le va a firmar ese cheque en blanco, mucho menos faltando 15 meses para el final de su mandato, y que coinciden con la efervescencia electoral propia del 2023.
El proyecto transita en las actuales sesiones extraordinarias, ya tuvo su audiencia pública y espera ponencia para primer debate. Aquí podría quedar fuera si la ponencia es negativa, pero es probable que reciba ponencia positiva condicionada.
Traducido, quiere decir que ningún ponente se va a exponer a ser señalado como el culpable de su hundimiento, y que sea la plenaria la que lo niegue.
El mal clima para el proyecto tiene un indicio claro en las renuncias a la ponencia, es decir, concejales que no quieren hacer parte del cuerpo estudioso. Los que han renunciado a ser ponentes son César Pión, David Caballero y Claudia Arboleda.
Quedan como ponentes Liliana Suárez, Luis Cassiani, Javier Julio, Kattya Mendoza, Lúder Ariza y Rafael Mesa.
Además de las razones prácticas, también hay consideraciones de otro orden: darle ese «festín» a un alcalde en declive, desprestigiado y errante, es darle «aire» burocrático para sus evidentes apetitos electorales.
En efecto, Dau nunca se escondió para impulsar candidaturas a Cámara y Senado, y participó en política al negociar con el Pacto Histórico la presencia de sus recomendadas. Ahora que se vienen las candidaturas a Alcaldía y Concejo, nadie duda que vaya a utilizar esos 2.200 cargos para «amarrar» candidaturas e imponer sucesor en el Palacio de la Aduana y una lista mayoritaria en el Concejo.
El «mamotreto» del proyecto de acuerdo 149 podrá tener todos los cuadros y soportes, pero su gran pecado es la voracidad burocrática y electorera de Dau. ¿Si usted fuera concejal le daría ese papayazo a quien no ha cesado de maltratarlo?