Por John Zamora (Director de Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 17 de septiembre de 2022.- La kilométrica lista de peleas cazadas por William Dau evidencia su apego por el pugilato, la entronización de la vendetta como faro de la agenda pública, la mentira como arma en cinto, y la payasada como sello de desgobierno, con consecuente desprecio por la ciudadanía, y escalofriante caída libre de la ciudad.
Comenzó con un ataque injustificado y trapero contra funcionarios de la Secretaría de Hacienda, que debieron acudir a tutelas para salvaguardar la pisoteada honra. ¿Recuerdan? Y siguió con magistrados, dirigentes gremiales, procurador, contralor general, mujeres críticas a su gobierno, financistas, concejales, caciques políticos, mototaxistas, etc, etc, etc, etc, etc…
Cartagena de Indias sufre las consecuencias de sus mentiras, payasadas y reyertas combinadas con una alta dosis de incapacidad, desprecio por el talento humano local, caprichos, necedades y mucho, pero mucho oído al chisme cocinero.
Dau vive disociado de la realidad social de Cartagena y nada ha hecho por gobernar con sensatez, liderar gestiones para nuestros grandes problemas o, por lo menos, honrar el salario que le pagamos.
Mientras fuma y fuma, la ciudad se desploma. Ya ni siquiera somos el primer destino turístico (nos ganó Medellín).
Mientras supera el guayabo, la ciudad ahonda su estancamiento y las comunidades no ven respuestas.
Por un tiempo, mientras duró la luna de miel con sus 113 mil electores, payasear le dio resultados. Los Facebook Live y los bailes en Tik-Tok con otros payasos venidos de la “nevera”, fueron amos de la sintonía circense.
Payasería, altanería y “embustería” han servido de anestesia política, y gran parte de la ciudad ya está despertando. Por lo menos ya el Sudeb musitó un remilgo, por lo menos ya el Consejo Gremial atisbó un lunar, por lo menos y sobre todo, las voces críticas no hemos guardado silencio cómplice frente a tamaño esperpento gubernativo.
Los problemas de Cartagena siguen igual o peor que cuando Dau llegó, y lo triste y real es que el tiempo se le agotó. Su verdadero lema no fue “Salvemos a Cartagena” sino “Jodamos más a Cartagena”. Quedan tres meses de este año, y el próximo vienen las elecciones. En octubre elegimos sucesor. El tiempo de Dau terminó, y la ciudad ha perdido.
Las recetas se agotan y el show de la payasada ya hastió. El último “sketch”, con mofas y burlas al concejal Javier Julio, mientras la ciudad se ahogaba en otro aguacero, fue la gota que rebasó el gigantesco balde de barbaridades que hemos soportado.
Ver esta publicación en Instagram
No obstante, payaso un día, payaso hasta el final. Pedirle a Dau que deje de payasear, que le ponga algo de seriedad al gobierno, es tan infructuoso como rogarle que deje de fumar.
Así que es mejor ver a la ciudadanía despertando, exigiendo y fiscalizando.
Desde Revista Zetta hemos sostenido que Cartagena dio un salto al vacío con la elección de Dau, y dolorosamente la ciudad lo ha comprobado. También hemos dicho, y lo refrendamos, que el próximo alcalde no puede ser #Nicorruptonipayaso … y eso, nada mas eso, será el principio de un verdadero viraje hacia una mejor ciudad. ¡#Nicorruptonipayaso!