Los pasajeros de la ruta La Boquilla-Paseo Bolívar-Bocagrande se sorprendieron en el semáforo de muebles Jamar cuando el conductor se levantó del volante, se paró en la mitad del pasillo y comenzó a hablarles de su propuesta para llegar a la Alcaldía de Cartagena.
Ese señor joven, al que le pagaron el pasaje y que les entregó el vuelto; que se detenía cuando le pedían la “parada”, y que maniobraba entre el tráfico de la ciudad, era el concejal pastor Alonso Jaramillo, quien en breve renunciará a tal condición para dedicarse de lleno a buscar el voto de los cartageneros.
Al día siguiente, los sorprendidos fueron los pasajeros de la ruta Rodeo-San Fernando-Centro. Mientras Pastor les habla, el conductor titular, que va en el asiento delantero de pasajero, toma el volante, hasta que en otro semáforo aprovechan para hacer de nuevo el cambio.
En el diálogo entre Jaramillo y los usuarios del transporte público afloran sus inquietudes:
Hace falta más autoridad para poner en cintura a conductores particulares y de servicio público; hay mucha inseguridad y a veces los asaltantes hacen de la suyas a plena luz del día; los recorridos que antes tomaban una hora, a hora toman media hora más; la malla vial está desmejorada y hay demasiados vehículos transitando; faltan más rutas y más frecuencias de buses…
Pastor Jaramillo escucha y va planteando fórmulas, como los “pares viales”. Por ejemplo, en Torices con las carreras 14 y 17, para que una sea de entrada y otra de salida.
Le preocupa que el DATT se reúna con propietarios y conductores, pero jamás escuche a los usuarios del servicio, quienes tuenen muchas sugerencias válidas para mejorar la situación.
Transcaribe también es una preocupación. En lo social, les preocupa el futuro de conductores y “sparrings” de los actuales buses que serán sustituidos por los articulados del sistema de transporte masivo.
Por ello, Pastor Jaramillo propone una política diferente y quiere ser un político para la gente.