El encadenamiento de seis alcaldes de Bolívar a las puertas de sus oficinas en Cartagena, desencadenó el más feroz huracán de críticas a la alicaída imagen de Electricaribe.
¿Podrá la empresa soportar que le hayan caído todos a una? usuarios, redes sociales, gremios, senadores, representantes, concejales, medios, candidatos… en fin.
Las empresas de alumbrado público le cobran $20 mil millones; el Partido Conservador dice que tiene los días contados; en redes piden resistencia civil y no pagar el recibo; la Superintendencia tiene el puño cansado de tantas sanciones; el representante Alonso del Río califica el servicio de “debacle”; el Concejo de Cartagena pide acompañar en el reclamo a los alcaldes; tanto el gobernador Gossaín como el alcalde Dionisio acompañan la protesta… e igual ocurre con gobernadores y alcaldes de todo el Caribe.
Semejante huracán de críticas jamás se había registrado en contra de una empresa en un mismo día. En otras palabras, parece que la empresa comercializadora de energía eléctrica se hubiese quedado sola.
O casi sola… porque el Ministerio de Minas (el gobierno de Juan Manuel Santos) acaba de autorizar un incremento en las tarifas. Eso es lo mismo que decir que los usuarios de Electricaribe deberán pagar más por recibir el mismo servicio. Un servicio que, según Ayleen Álvarez, la hermosa gerente regional Bolívar, no es “malo” sino “deficiente”. (¿Qué habrá querido decir?). Un servicio que se apaga en cualquier momento. Un servicio que no es confiable. Una lluvia y apagón fijo.
En la ley del embudo que es la ley 142 de servicios, donde lo ancho es para las empresas prestadoras, hay toda suerte de figuras que atentan contra los usuarios, y es esta norma la que tiene con signos vitales a Electricaribe.
Hay un círculo vicioso que se pretende romper con esta alza de tarifas, pero lo único que se logrará es perpetuar la crisis. Son tantos años de mal servicio que es muy difícil creer el compendio de buenos propósitos señalados en el comunicado al final de la reunión con los alcaldes de Bolívar y que permitió levantar la propuesta.
Pero tanto va la gota a la roca que termina horadándola, y no será de extrañar que desde el gobierno o desde el Congreso se le ponga término a la empresa.
La noche ha sido oscura y larga, pero el apagón de Electricaribe sigue.