Análisis de John Zamora. Director Revista Zetta.- Dos razones parece tener la abrupta salida de José López de la Gerencia de Transcaribe. En lo político, a López se le identifica como proveniente del partido de la U, ya que su padre, el ex congresista Alfonso López Cossio, siempre militó al lado de Juan José García Romero. A la vez, el área de insfraestructura en Colombia parece ser una concesión del gobierno Santos al vicepresidente Germán Vargas Lleras, y por ende a Cambio Radical. Bien se sabe que el ala Char es la más influyente de ese partido en el Caribe, y de sobra se conoce la creciente influencia política en Cartagena, a la que ya le dicen “Chartagena”.
También Transcaribe era uno de los últimos bastiones del sector en manos de un grupo ajeno a Cambio Radical.
Pero, en términos de imagen, era una “huesera”: atrasado y sin billete para terminar. Algo increíble con los miles y miles y miles de millones gastados. Sin embargo, la gestión de López permitió disipar el tramo 5 A y superar una “tutelitas”, y enrutar todo hacia la puesta en escena. El gerente debía rendirle cada semana cuentas al alcalde Vélez, quien ha dicho que era un “supergerente”.
Pero se hizo una última gestión: el Conpes. Allí se aprobaron $225.071 millones, de los cuales el gobierno nacional aporta $140.886 millones, es decir el 63%, y el Distrito de Cartagena $84.183 millones, el 37% restante.
El siempre colaborador Concejo de Cartagena aprobó recientemente un paquete de vigencias futuras para que el Distrito pueda emplear este año lo que se debería presupuestar el próximo, y así darle el oxígeno vital a Transcaribe para que pueda entrar en servicio en noviembre.
(Al margen de lo anterior: desde que llegó, Dionisio Vélez ha dado por lo menos cuatro fechas para la dichosa apertura; la más reciente cuando señaló el 1º de junio… bueno pero ese es para otro comentario)
Este es el segundo factor que, a mi juicio, pesó en la decisión del alcalde, pues el flujo de ese dinero es inmediato, prácticamente, y bien era sabido que López se había ganado el respeto pero no la confianza del alcalde.
Eso de decir que Transcaribe necesita “un nuevo liderazgo” no es sino un arabesco para enamorados. Las mismas razones para prescindir el gerente entonces serían las mismas para prescindir del supergerente.
Estas cifras, proveídas por el mismo Transcaribe, son para ponerse a pensar:
Construirán 20 kilómetros de vías hasta el Patio Portal; construirán 409 paraderos; construirán dos patios adicionales para guardar y hacer mantenimientos a todos los buses; se señalizarán todas las estaciones; se asumirá la concesión 2 del Sistema Integrado de Transporte Masivo, SITM, que representa el 30% de la operación; se comprarán 84 padrones y 140 busetones y se chatarrizarán 500 buses del transporte público colectivo.
Cambiar de gerente a cinco meses de la supuesta entrada en servicio tiene distintas lecturas: es un acto de increíble astucia, de total torpeza, de franca miopía, de febril voracidad, de reacomodo político o de la habitual sorpresa con que Dionisio nos viene acostumbrando, como con la prórroga del contrato a Aguas de Barcelona. Y usted, ¿cuál es su lectura?