“Samper fue el presidente de la mafia, y la mafia mató a Álvaro Gómez”

El 2 de noviembre de 1995, cuando salía de la Universidad Sergio Arboleda y luego de dictar su clase de Historia Política y Constitucional de Colombia, fue asesinado el líder conservador y ex constituyente Álvaro Gómez Hurtado.

Se vivía el hervor del proceso 8.000 sobre la vinculación de dineros del narcotráfico en la campaña que llevó a la Presidencia de la República a Ernesto Samper Pizano. Desde antes que las balas segaran su vida, la impunidad parece haber quedado sellada, y todo apunta a una alianza entre mafia y agentes del Estado como autores del magnicidio.

Dos décadas en que lo único comprobado es la incapacidad de la Justicia para dar con los responsables, en un proceso sumido en un manto de dudas, inoperancia, ineficiencia, indolencia y, sobre todo, impunidad.

El más reciente suceso que aumenta el escepticismo fue el asesinato en Cartago (Valle) del abogado Ignacio Londoño Zabala, señalado por el narcotraficante Hernando Gómez “Rasguño” como pieza clave en el homicidio del político conservador Álvaro Gómez Hurtado.

De acuerdo con el expediente del llamado Proceso 8.000, el tesorero de la campaña Samper Presidente, Santiago Medina, señaló que Londoño Zabala asistió en compañía del narcotraficante Víctor Patiño Fómeque (extraditado a los Estados Unidos en el 2002), a una cena organizada en el hotel Casa Medina, con el fin de recoger fondos para financiar la campaña samperista.

Londoño era candidato a la Alcaldía de Cartago al momento de su asesinato, y era abogado de varios narcotraficantes y personas de escandalosos procesos.

Este tenebroso episodio se une a otros que lo único que han sembrado es más y más preguntas. Pistas falsas, testigos falsos. Gente señalada como el coronel Bernardo Ruíz, después absuelto por la justicia. Placas de vehículos y documentos alterados. Participación del Ejército, de la Policía, de los narcotraficantes, de paramilitares, de los políticos. Había que silenciar a Álvaro Gómez por el rumor acuñado y difundido por narcos de un golpe de estado para sacar a Samper del poder, y un nuevo presidente que extraditaría a la mafia. Cortinas de humo por todos lados.

Mientras los victimarios son esquivos para la justicia colombiana, la familia de Álvaro Gómez sigue esperando respuestas, pero con la sensación de una infinita soledad.

John Zamora, director de Revista Zetta, dialogó con Enrique Gómez Hurtado, hermano del abatido líder conservador, ex senador de la República y una de las voces que encarna la dignidad de las víctimas de la violencia en Colombia.

 

JOHN ZAMORA: En medio de tantos interrogantes, ¿qué certezas hay?

ENRIQUE GÓMEZ HURTADO: No queda duda que la mafia y el Estado se asociaron para asesinar a Álvaro Gómez Hurtado y la Fiscalía ha sido incapaz de identificar a los responsables, por lo que el caso va camino a la impunidad. El proceso ha sufrido impunidad desde el principio, no lo han querido investigar, son muchos los jueces y fiscales, los investigadores los cambian. Cuando un investigador se entera bien, lo cambian, y el que viene debe leer 600 mil folios y cuando ya las ha leído, lo vuelven a cambiar, y en eso llevamos 20 años.

 

¿Por qué pasa eso?

Ha habido un propósito que no se investigue el caso, y hemos llegado al colmo con el fiscal actual, a quien tengo la impresión y no me duele decirlo, que lo nombraron para garantizar que no se culmine la investigación, y que está haciendo lo que está a su alcance para que eso suceda.

 

¿La incertidumbre es ahora mayor por el asesinato del abogado Ignacio Londoño?

En el caso de Ignacio Londoño, es un personaje que tenemos denunciado repetidamente, que hemos dicho que a través de él está toda la información, que de acuerdo con los datos que tenemos él fue uno de los elementos conductores de las relaciones de lo alto para que se cumpliera ese mandado y nunca fue investigado, nunca fue llamado a declarar.

 

¿Y qué pasa con la Fiscalía?

Fiscales del caso han sido muchos, unos más y otros menos, pero ninguno ha tenido la independencia suficiente para adelantar la investigación como corresponde. A la Fiscalía le hemos solicitado en repetidas ocasiones que investigara al señor Londoño, a quien consideramos clave, y no se pudo nunca, y ese señor se paseaba por la Fiscalía tranquilamente y no hubo ninguna manera de que se moviera algo en ese sentido.

Por otro lado, el señor Londoño, que era una especie de glorieta del juego de la mafia, pues también tenía muchos amigos y muchísimos enemigos. Buscar quién fue el que lo mató pues es difícil, pero indudablemente hay personas concretas que salen muy beneficiadas con su desaparición, porque en realidad él fue el hombre central, el eje que a nuestro parecer coordinó el asesinato de Álvaro Gómez.

 

¿Quién mató a Álvaro Gómez?

Eso es lo que los investigadores no quieren que se sepa, para que no haya investigación, pues como no se investiga entonces no se sabe.

 

¿Quién cree que lo mató?

Yo no puedo salir a decir unas cosas sobre las cuales no tengo los apoyos correspondientes; tenemos una idea general, que hemos planteado: es un crimen de Estado planeado desde lo alto.

 

¿Es un crimen de Estado asociado con mafia?

Si, asociado con mafia. Hay que tener en cuenta que el señor Samper fue elegido por la mafia, y él fue el presidente de la mafia, y la mafia mató a Álvaro Gómez, pero eso no se puede separar fácilmente lo uno de lo otro porque mafia es mafia, es una institución seria y el que entra a la mafia no sale.

 

¿Qué tanto sabía Ernesto Samper de ese crimen?

Eso no se lo puedo decir, lo que sé es las informaciones que tenemos en torno que indican que a través de ese señor Londoño, que era un íntimo amigo del señor Serpa y del señor Samper, llegaron –según parece- las instrucciones para el caso, y quienes lo ejecutaron dependían del estado, miembros de la policía directamente vinculados con el estado, todo eso está ahí, pero eso una cosa que le estoy diciendo a Usted pero que judicialmente no tiene ningún valor.

 

¿Este proceso apunta a la impunidad total?

En todo caso hay un enjambre de personas que tiene como objetivo en su vida que no se sepa, y los que estamos buscando que se sepa somos muy pocos y nos sentimos a veces muy solos.