Que Dios nos coja confesados – Opinión de César Pión

Por César Pión González (Especial para Revista Zetta 20 años).- Así me dijo mi madre cuando se enteró de la situación pandémica del COVID-19 y sus cifras de letalidad en Cartagena. Me recordó las profecías y me mandó a leer a Isaías 24. Me dijo, no es el COVID quien tiene que impulsar a prepararte por la vulnerabilidad que sientes en este momento, piensa en el evangelio: “Si el dueño de la casa hubiera sabido a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, hubiera estado alerta y no hubiera permitido que entrara en su casa”.

No llores sobre la leche derramada y no condenes, es cierto que hay que acusar, buscar a los responsables, pero también dar las soluciones y prepararnos “Marcos 13:33-37”.

Las características y ciclo de vida del virus lo situarán en fase endémica, lo que nos obliga a revisar los resultados que por “comorbilidad desatendidas” en primer nivel han sido predisponentes para la muerte, el modelo debe funcionar para lo que nos espera. No entendemos por qué las EPS contratan con una ESE que maneja 34 centros de salud sin condiciones.

Para proyectarnos, no hay que mirar solamente la desatención, detrimento en puestos de salud y desaciertos administrativos; hay que efectuar el análisis de la responsabilidad compartida de la Superintendencia de Salud que ha manejado sin resultado óptimo el control y vigilancia del funcionamientos de las EPS, por ejemplo: aquí en Cartagena las habilitó en el 2019 cuando el Dadis se las había negado en el 2018. Habilita a Salud Vida que solo tenía el 30% con la red prestadora de servicios, habilita a la Nueva EPS que contrata con la Clínica del Bosque que fue cerrada en dos ocasiones en el 2019, permite la verticalidad de la prestación de servicios yo con yo. Y no define en prontitud los giros directos.

La mentalidad para el Plan de Desarrollo, sin que el gobernante se aparte de su lucha anticorrupción, debe involucrar más solución en salud y la reactivación económica de la ciudad, para garantizar la economía de más de 260.000 personas que viven directa e indirectamente del turismo, por lo tanto esta ciudad debe garantizar en bioseguridad la llegada del turista y apuntar a fortalecer con recursos la conectividad de todo orden que garantice presencia y para ellos hay que trabajar en organizar el espacio público, capacitar y dotar de elementos a vendedores, ampliar plazo para pagos del impuesto predial e industria y comercio, aprobar la modificación excepcional urbana para construcción e invitar al director de riesgo a dedicarse también a la ola invernal, pues carecemos del drenaje pluvial, somos vulnerables de inundaciones, lo cual agravaría la situación de salud del distrito. De igual manera, advertimos que el sarampión está regerminando y el síndrome de Kawasaki que se asocia con el SARS-CoV- 2 no está exento de llegar, sin camas UCI pediátricas, un invierno haciendo de las suyas y la sociedad dividida, triplicarán las infecciones, contagios y muertes.

*Concejal de Cartagena.