Por John Zamora.- Director de Revista Zetta.- En Transcaribe siempre ha habido errores de cálculo. Desde la imposición del sistema desde el gobierno nacional, pasando por los estudios y siguiendo con su largo periplo de construcción hasta la reciente fase pedagógica, con sus altibajos.
Dionisio llegó a la Alcaldía y se cansó de anunciar fechas de inicio -errores de cálculo-, hasta que se inventó la “pedagogía”, lo que nos recordó lo mucho que nos gusta a los colombianos hacer que las cosas pasen sin que pasen.
El gerente que encontró, José López, debió soportar su intento de sacarlo del cargo, hasta que logró sostenerse y trabajar hombro a hombro, pero faltando seis meses para terminar su periodo como alcalde, Dionisio decidió relevarlo. Y a López, que pensaba que iba a ver el primer bus rodando, le fallaron los cálculos.
Sin tener ni idea, ni antecedentes, ni nada distinto a ser el hombre de confianza de Dionisio, Carlos Coronado llegó a la gerencia de Transcaribe. Su único sostén en el cargo era el alcalde.
Al resultar elegido Manolo Duque, era lógico que esa sostenibilidad quedara automáticamente suspendida, al igual que todo el resto del gabinete. En otras palabras, su soporte político tenía fecha de vencimiento: 31 de diciembre de 2015.
Pero en otro error de cálculo, Coronado no tuvo la sensatez política de renunciar de inmediato, y esperar que nombraran su reemplazo para entregar el cargo. En silencio, se quedó solo. Ya ni entrar al Despacho del Alcalde podía, como solía hacerlo con entera libertad cuando Dionisio estaba.
Además, los errores acumulados de la puesta en marcha del sistema, sus anuncios erráticos y vacíos, y el hecho de que todos lo vieran como la continuidad de Dionisio, le valieron toda una arremetida mediática, azuzada en las redes sociales, y con réplicas en el Concejo, donde César Pión aprovechó el papayazo para tildarlo de “pinocho”.
Erosionado al máximo, no tenía otra salida que la renuncia. No tenía ninguna razón ni política ni mucho menos técnica para quedarse, y además, por elemental respeto con el nuevo alcalde. Todos sabíamos como llegó y cómo se sostuvo, pero Carlos Coronado no supo decir adiós a tiempo. Otro error de cálculo.