Crónica política de John Zamora (Director Revista Zetta).- Aunque la cita era para presenciar la reelección de la contralora Nubia Fontalvo, había una especie de bruma que enrarecía el ambiente, conformada los ecos del pugilato entre los concejales César Pión y Javier Curi 24 hors atrás.
Preguntar sobre la decisión final era innecesario, máxime al ver la ausencia de Vicente Blel y David Caballero, partidarios de Iván Sierra y no de la señora Fontalvo como Contralora. Por eso, los interrogantes orbitaban en torno a lo sucedido un día antes en la sala juntas de la Secretaría entre el presidente de la corporación y el acucioso, fogoso y controvertido concejal de la U.
Preguntarle a Pión resultó imposible, porque sencillamente se ausentó. Su lugar lo llenó el mensaje que dejó en redes sociales: “En las entidades públicas se presentan conflictos, no todos tenemos el mismo temperamento por eso es posible que hayan discusiones y con la utilización de palabras seamos duros. Nosotros los concejales debemos poner el ejemplo y para mí el inconveniente es un tema superado. Seguiremos trabajando para que este tipo de situaciones no se repitan. Un abrazo!”
Preguntarle al presidente Javier Curi también resultó imposible, pues andaba con el rostro adusto muy atento a los detalles de forma y de fondo para el orden del día. En otras palabras, tenía la excusa perfecta pues debía darle cumplimiento a la tutela que ordenó reabrir el proceso para elegir contralor. ¡Tutela mata respuesta incómoda sobre pelea!
¿Quién comenzó; quién pegó primero; fue un gancho, un jab o un upper cut; quién cayó a la lona; cuál fue el brillo de metal que destelló; fue una vaina personal; fue por política?
Sigámosle la corriente y hablemos de la tutela. Un homenaje a la perdedera de tiempo y a la necedad de un juez, de esos que dicen que tienen mucho trabajo y desperdician su tiempo tutelando conveniencias políticas. La decisión no hizo otra cosa que repetir una entrevista y repetir una decisión política ya tomada una vez: Nubia Fontalvo. ¿Cuál era la necedad de este juez? ¿Qué pretendía? ¿A quiénes satisfacía?
Después de Pión y Curi, el juez es el tercero que queda pendiente de despejar interrogantes.
La sesión comenzó con la tensionante bruma anotada y, aprobado el orden del día, seguido de la inconstitucional oración de siempre, se decretó un receso de 15 minutos colombianos, que llegó a casi 40 minutos. ¡Listo! ¡Viene la elección!
Qué va. Nada de eso. Antes, había que darle respuesta a otro necio “ciudadano” que pretendía que los concejales desconocieran la tutela de un juez de la República (así su tutela fuera necia, es un juez) y aplicaran sus alucinantes teorías jurídicas. Desde luego, luego de reventarse de la risa leyendo las temerarias pretensiones, un abogado muy rápido redactó la respuesta, que todos los concejales encartados firmaron. Un texto lo leyó Duvinia Torres y otro Antonio Salim Guerra.
Y nuevamente un receso. Esta vez se tuvo la prudencia de no estimar tiempo. Al regresar, de nuevo el llamado a lista por parte del secretario encargado, William Pérez, quien asumió el cargo a primera hora, pues se sabía que Rafael Meza –voluntario secretario este año- estaba impedido y se ausentaría de la sesión.
Meza intervino para decir que el viernes había pagado $5.5 millones en el banco Sudameris a favor de la Contraloría en un proceso de responsabilidad fiscal de cuando fungió como Presidente. Dijo que no tenía por qué pagar, pero lo hacía para terminar el proceso. Debido a que no se había notificado los demás procesados, entre ellos Quinto Guerra, el proceso seguía técnicamente vivo y por eso se declaraba impedido.
Pero eso fue al principio. Volvamos al final. A la elección de la contralora Nubia Fontalvo, quien había llegado muy temprano, acompañada de un séquito de funcionarios y asesores. Ella siempre amable, conservó la compostura todo el tiempo, sentada en las sillas ubicadas en el centro del recinto.
Pero nada. De nuevo se interpuso otro momento procedimental, pues se debieron leer sendas constancias de los concejales David Caballero y Carlos Barrios, tras lo cual se decretó otro receso en el que todo el mundo comentaba el escrito de Barrios y se preguntaban. ¿Por qué si está impedido, interviene con una constancia sobre el tema de la elección de Contralora?
Al regresar del nuevo receso, que no sería el último, el presidente Curi por fin le pidió al secretario Pérez que le preguntara a cada concejal y que cada uno respondiera en voz alta el nombre de la persona para la que iba dirigido su voto. Apenas Zaith Carmelo Adechine dijo “Nubia Montalvo”, vino una seguidilla de otros 13 concejales repitiendo el mismo nombre. En ese momento, y por segunda vez este año, la señora Fontalvo era elegida contralora distrital de Cartagena.
El resultado fue de 14 votos a cero, con dos impedimentos (Rafael Meza y Carlos Barrios) y tres ausencias por “fuerza mayor”: Vicente Blel, César Pión y David Caballero.
La señora Fontalvo se levantó de su silla y recibió la felicitación de allegados y concejales, pero cuando fue llamada por Curi para prestar juramento, de nuevo surgió la necesidad de otro receso: la funcionaria debía radicar la carta de aceptación del cargo.
Esta vez la espera fue corta, el presidente reanudó la sesión y la señora Fontalvo juró y se posesionó como contralora distrital, por segunda vez este año, tal como estaba cantado. ¡Aquí no ha pasado nada, todo quedó como estaba!