Que el alcalde Manolo tardara tanto en decirla fue lo único que sorprendió de la ya famosa frase: “no solo rasparon la olla sino que se llevaron el fondo”.
Haberlo dicho en la presentación del informe Cartagena Cómo Vamos fue solo la pista de baile para presentar en sociedad ese retrovisor que no quiso usar en un principio, pero que le tocó habida cuenta las secuelas de la administración de Dionisio Vélez Trujillo.
La frase fue precedida de señales inequívocas, como la denuncia penal ante la Fiscalía y disciplinaria ante Procuraduría sobre el contrato de clausura y posclausura del relleno de Henequén. En cristiano eso significa que Manolo se cura en salud y denuncia a su antecesor por las presuntas irregularidades encontradas… Y las que vengan…
Pero antes de ese hecho concreto, ya la paciencia se estaba colmando. Al mirar el presupuesto y ver que no hay plata para casi nada, no se podía dejar de pensar en los compromisos del afamado empréstito por $250 mil millones, ni en la evaluación de la calidad de las obras que se entregaron, y en el desconcierto por los trabajos que aún siguen inacabados. Todo ello amén de otros hechos que se fueron acumulando, comenzando por llegar y no encontrar vigilancia ni aseo para colegios…
Por su condición de alcalde actual, Manolo tiene la sartén por el mango y los medios de comunicación y la ciudadanía hacen eco de sus palabras, tenga o no razón. En cambio, Dionisio lleva seis meses de silencio. No se ha defendido como tampoco ninguno de sus colaboradores lo ha hecho, y los señalamientos cabalgan sin contraste. Es la soledad de todo ex gobernante. Militar sin charreteras.
Si en la práctica se erosionó cualquier razón para no sacar el retrovisor, en lo político los motivos eran precarios, más bien protocolarios. Dionisio no votó por Duque e, incluso, su hermano Dusán a última hora abandonó al Pecas para irse con Quinto… Así que cariño no había.
Pero hay otra explicación: ante la caída de la imagen del alcalde, era necesario tener un villano a quien culpar: Dionisio.
Entonces, si no hay plata, Dionisio… si las cámaras no funcionan, Dionisio… Si el colegio se cae, Dionisio… si no hay medicinas en el puesto de salud, Dionisio… Si Transcaribe se demoró, Dionisio… He allí al villano perfecto.
Con el Plan de Desarrollo “Primero la Gente” convertido en acuerdo distrital, y con el corte de palitos con la administración anterior, quedó patentado el verdadero arranque de la Alcaldía de Manolo. “Me eligieron para gobernar, y eso hago”, también dijo en CCV. Se acabó el compás de espera. Ahora sí.