El diario El Mundo de España registró la exclusiva boda de la nieta del pintor Fernando Botero en Cartagena de Indias, con varias personalidades como el torero español Enrique Ponce.
Esta es la crónica publicada en el portal www.elmundo.es
Dos días de celebraciones con el Caribe de fondo. Así fue la boda que el pasado fin de semana celebró Andrea Wild Botero con Raphael J. Kappeler. A priori, los nombres de los novios son desconocidos en España, sin embargo, ella es famosa en Colombia casi desde la cuna ya que es nieta del artista Fernando Botero.
Nacida en Colombia, a los nueve años dejó su país y comenzó un largo viaje que la llevó a vivir en México, Nueva York y Londres. Influenciada quizá por el trabajo de su madre, Lina Botero, quien es la representante de Botero, Andrea terminó formándose en el Instituto Sotheby’s, donde realizó un máster de negocios en función del arte. Todo ese periplo por el mundo no le hizo perder su raíces. Por eso su boda se ha celebrado en Cartagena y ha sido el acontecimiento social de la ciudad, al que llegaron invitados de todas las partes del mundo.
El viernes, los invitados más jóvenes se desplazaron en barco hasta la isla de Barú, donde disfrutaron de una fiesta en la playa durante todo el día, en la que no faltó la comida y espectáculos con bailarinas locales. Todas las invitadas lucieron en esa ocasión llamativos tocados de flores en la cabeza.
Al caer la tarde, se celebró una cena en el centro de Cartagena en la que la madre de la novia, Lina Botero, ejerció como anfitriona. No faltó a esa cita Fernando Botero, tal y como retrató en las redes sociales la diseñadora de joyas Silvia Tcherassi.
Al día siguiente no hubo ningún encuentro hasta que se puso el sol, cuando los invitados estaban convocados en la iglesia colonial San Pedro Claver. La etiqueta pedía vestido largo para las mujeres y esmoquin con chaqueta blanca para los hombres. Además, toda la ambientación de la iglesia estaba inspirada en Cartagena de Indias, con palmeras y cañas de bambú dentro del templo. El novio llegó al altar acompañado por su madre, que lucía un vestido naranja. La novia apareció con un vestido de encaje y escote corazón, un velo de tul y un ramo de rosas blancas. Llevó un impresionante collar de brillantes y unos pendientes a juego. Una vez casados, los novios abandonaron la iglesia en un coche de caballos.
Los invitados eran recibidos en el convite con una batucada y muchos no dudaron en grabar su entrada. Así lo hizo Genoveva Casanova quien, con un vestido de satén nude, apareció entre los tambores de la mano de Manolo Mestre, no hay ningún rastro de la presencia de su hasta ahora novio, José María Michavila. También pasaron entre los tambores Enrique Ponce y Paloma Cuevas, que fueron los otros invitados españoles en la boda.
Tras el paseíllo, los invitados accedían a un salón inspirado también en Cartagena de Indias. Centros de mesa con piñas y rosas, un mantel con hojas de palma, bajoplatos de rafia… Pero sin duda el toque más especial estaba en los meseros. Porque Fernando Botero diseñó el dibujo de los mismos, en los que se puede ver a sus características figuras vestidas de novios.