A su cuarto día llega la protesta de toreros y novilleros contra la política segregacionista del alcalde de Bogotá, Gustavo Petro (destituido por la Procuraduría, pero restablecido por fallo judicial), que pretende borrar de tajo la libertad y la cultura taurina en esa ciudad, al tiempo que extremistas antitaurinos lanzaron amenazas contra ellos.
Los manifestantes emplazaron carpas y colchonetas, y se encadenaron en la plaza de toros La Santamaría de Bogotá, cuyos propietarios originales la cedieron en comodato a Bogotá para que siempre fuera utilizada para la Fiesta Brava.
Exigen que se cumpla la ley 916 del 2004, de la cual la Corte Constitucional señaló que «los espectáculos taurinos son considerados como una expresión artística del ser humano».
La actitud segregacionista de Petro se proyectó nuevamente en la negativa de recibirles para escuchar sus demandas, y les incumplieron una cita que desde el martes les había anunciado la Secretaria de Cultura y Deporte.
«La Alcaldía no ha querido pronunciarse. Sabemos que no les interesa la fiesta brava y nos tienen apartados de todo», aseguró el novillero Andrés Castillo en el diario El Tiempo.
El diario capitalino informó que “Los representantes piden que se habilite nuevamente la plaza de toros para el espectáculo taurino. «El alcalde Petro estuvo en su manifestación hace algunos días en la Plaza de Bolívar pidiendo libertad y yo como aficionado a la tauromaquia también pido eso; libertad», agregó un manifestante.
Otra de sus mayores preocupaciones es la amenaza de muerte que les hizo, según ellos, un grupo antitaurino.
Y es que cuando un antitaurino decide tomar el camino del delito, es incontenible, y de allí las condenas en el sur de Francia y España contra algunos de estos desadaptados. Por ello, las amenazas de estos individuos hay que tomarlas en serio, pues se traducen en actos vandálicos, incendios, atentados y terrorismo sicológico.
Por su parte, el periodista Guillermo Rodríguez, en el portal taurino de Caracol Radio, informó lo siguiente:
“En medio de todo esto, ocurre el pronunciamiento de la Secretaría de Cultura del Distrito, según el cual (amanecerá y veremos, cumplimiento habemus) acatarán el fallo de la Corte Constitucional que le devuelve el derecho a la Corporación para seguir administrando la plaza. Que están a la espera. Como dice el comunicado de la empresa, no hay necesidad de esperar pues todo está dispuesto para que se reabra la plaza , se reconozcan derechos y se cumpla la Ley. Dilapidar $37 mil millones en un plan destructor de la plaza De Santamaría, revestido de promesas de cultura, es más que un despropósito, una afrenta ante la miseria humana, es manifiesto y claro el desbarajuste de la movilidad, la cada vez más agobiante congestión y mal estado de las vías, es oprobiosa la precaria seguridad en muchas zonas la gran capital y que decir de sus incumplidas promesas de campaña , usted gobernante con mandato precario y temporal… ¿Dónde están las obras que anunció ? ¿A dónde fueron a parar las ofertas del cambio? Los enemigos no están, señor alcalde, a la vera de lo taurino. Se encuentran a cada paso en la ciudad donde mal se administra la «cosa pública».