La puerta, al cerrarse, sonó duro. La clausura de las sesiones ordinarias del Concejo dejó en claro que las relaciones con el Alcalde son algorítmicas y que si el Ejecutivo quiere celeridad en iniciativas represadas, deberá convocar a Extras.
De nuevo, no hubo una voz en defensa de la Administración, ni siquiera para atenuar las cargas políticas lanzadas desde diversos flancos de las bancadas del Concejo. Ni siquiera intervino el alcalde encargado, Ramón León, quien llegó a la sede del Concejo pero no ingresó al salón de sesiones y permaneció anónimo en una oficina. Las sesiones las clausuró César Pión, primer vicepresidente de la Mesa Directiva.
“El alcalde verá si llama a extras o espera a octubre para ventilar los proyectos que quedaron pendientes”, dijo un concejal a Revista Zetta.
El primer detonante de la sesión de clausura fue la lectura de una carta enviada por el Secretario General de la Alcaldía, Carlos Coronado Yances, en la que formula reparos jurídicos y económicos a un proyecto de acuerdo que pretende instalar desfibriladores en diversos puntos de la ciudad para reducir la mortalidad por enfermedades coronarias. Se adujo que el Concejo carece de competencia en la iniciativa por implicar ordenamiento del gasto, que es facultad del Alcalde.
Antonio Quinto Guerra (P. Conservador) pudo decirlo más alto pero no más claro: “Alcalde, respete la autonomía del Concejo!
El concejal expresó que con esa carta el Ejecutivo estaba estrenando una figura inexistente en el derecho Administrativo, y aunque el proyecto de acuerdo tiene un trámite, el Ejecutivo está en un “prejuzgamiento” inocuo.
Los únicos representantes del gobierno fueron el director del Datt, Enrique González, y Diana Martínez, funcionaria enlace, pero no intervinieron en el debate.
A la protesta se unió David Múnera (Polo Democrático), quien se declaró “perplejo” ante la “torpeza total del gobierno”. Defendió el proyecto con estadísticas en las que las muertes por infarto superan las causadas por la violencia en Cartagena. “Es una iniciativa sana”, puntualizó.
Este punto fue solo la antesala de una verdadera diatriba política entablada por el veterano Alfredo Díaz Ramírez (Opción Ciudadana) quien dijo que el Alcalde Dionisio Trujillo Vélez no hace nada por Cartagena, la ciudad anda manga por hombro y vive una especie de “Patria Boba”.
Díaz Ramírez hizo una radiografía de la Administración, y en 18 puntos formuló, uno por uno, un comentario aparte donde, en su óptica, se comprobaba la ineficiencia oficial: concesiones, movilidad, basuras, Transccaribe, entre otros. “La ciudad está entre el abandono y la desidia”, concluyó el concejal.
La cereza en el pastel la puso César Pión, quien criticó el turismo de muchos funcionarios que pasan más tiempo en aviones que en sus despachos. Dijo que la ciudad está “sin ruta”, enumeró los debates realizados en el periodo que concluyó y dijo que, no obstante, le entregaron instrumentos para que el Alcalde no pueda decir que está maniatado, como el acuerdo que le autoriza a incorporar vigencias futuras.