La plata era, según le dijeron, para el ‘equipo de oro’: Leonidas Bustos, Francisco Ricaurte y la magistrada auxiliar Mabel Parra, gran amiga de la esposa de Bustos.
Bajo juramento, Zuccardi manifestó que el primero en abordarla fue el entonces magistrado de la sala laboral Francisco Ricaurte, además, que Moreno llegó tres veces a su lugar de reclusión y que la magistrada Parra actuaba de manera hostil con su abogado, quien terminó renunciando al caso.
Según Zuccardi, quien no obtendrá ningún beneficio por este testimonio, su pesadilla se inició a finales de octubre de 2012. Para esa época, se organizó un homenaje en Cartagena para Humberto Sierra Porto, quien finalizaba su periodo en la Corte Constitucional.
“El agasajo lo organizó el doctor Reinaldo Burgos a bordo del velero ‘Gaira’. Coincidí con el exmagistrado Francisco Ricaurte, de la Sala Laboral de la Corte, quien después de los saludos protocolarios me preguntó en qué estaba mi proceso y quién era mi abogado”, le narró Zuccardi al magistrado investigador.
Según ella, luego de que le explicó que estaba en etapa preliminar, que la Procuraduría había solicitado un inhibitorio y que su abogado era Alberto Morales Támara, Ricaurte le dijo que debía pensar en cambiar de abogado porque las cosas se podrían complicar.
“Me indicó que había un abogado joven muy bueno, de apellido Moreno, quien podía asumir mi defensa y me dijo que no era bueno confrontar a la Corte”, dice Zuccardi.
Y aunque explica que tomó de manera desprevenida las palabras de Ricaurte, a los cuatro meses se le dictó orden de captura y Moreno se le presentó a su lugar de reclusión. Para ese momento, el abogado de Zuccardi ya había renunciado al caso alegando ausencia absoluta de garantías.
“Las presiones contra la defensa se hicieron evidentes (…) hubo varios incidentes que enfrentaron a la magistrada auxiliar Luz Mabel Parra con mi defensor”, explicó.
Y describió comportamientos hostiles de Parra, entre ellos uno en un ascensor, cuando se dirigían a escuchar por videoconferencia el testimonio del paramilitar extraditado Salvatore Mancuso: “Delante de mí y sin ninguna consideración lo increpó y le dijo que desde cuándo defendía paramilitares y a cuántos estaba defendiendo”.
Zuccardi dice que también hubo otro incidente cuando se le preguntó a Parra por la aparición en el expediente de dos testimonios por escrito de paramilitares que eran confesos analfabetas: Eugenio Reyes y Aleyder García.
Zuccardi asegura que, después del 5 de marzo de 2013, cuando fue privada de la libertad, apareció Moreno en escena. A los pocos días, el abogado llegó al Centro de Estudios Superiores de la Policía (Cespo), donde la excongresista se encontraba detenida.
“Me entregó una tarjeta de presentación, me dijo que venía por recomendación del magistrado Francisco Ricaurte y que la única vía para que yo saliera bien librada era que cambiara de defensor y él asumiera el proceso. Me planteó sus fortalezas, entre las que estaba su cercanía con los magistrados Francisco Ricaurte y Leonidas Bustos. Sobre Bustos, dijo que lo visitaba en su despacho y departían en su casa de verano los fines de semana (…). Al final dijo que eso costaba 3.000 millones de pesos que comprendían sus honorarios y gestiones con el ‘equipo de oro’: Ricaurte, Bustos y Parra”.
En septiembre de 2013, cuando la defensa de Zuccardi solicitó la preclusión de la investigación alegando plena inocencia y falta de pruebas, Moreno se volvió a presentar y la tarifa subió.
Ella asegura que le pidió 4.000 millones, le advirtió que su defensa estaba mal llevada y que a los magistrados les incomodaba que los confrontara.Pocos días después, se le dictó resolución de acusación y se incluyeron entre las pruebas interceptaciones editadas de llamadas con su defensa.
En ese momento, el magistrado investigador interrumpió su declaración y le preguntó por qué había permitido una segunda visita de Moreno y no había denunciado.
Zuccardi le aseguró que si bien le causaban miedo e incertidumbre las visitas y propuestas de Moreno, no denunció porque “el rechazo de sus solicitudes podía agravar mi situación, más de lo que ya estaba. Tenía la impresión de que con cada una de sus visitas se daban actuaciones que yo percibía como violaciones al debido proceso (…). El poder tanto de Bustos como de Ricaurte en la Corte era evidente e intimidante”.
La exparlamentaria, cuyo caso está pendiente por resolver, asegura que la tercera visita de Moreno se produjo en diciembre de 2013, cuando llegó en compañía del también abogado Dagoberto Charry.
Zuccardi dice que Moreno le pidió hablar a solas y le manifestó que ante su negativa de cambiar de abogado le proponía darle poder como suplente a un abogado Pinilla. También le dijo que Charry, su profesor, podía colaborar con los interrogatorios, para aplicar la estrategia de falsos testigos.
Charry le confirmó a EL TIEMPO que coincidió con Moreno en Cespo y que ambos estaban interesados en el caso Zuccardi, pero no en sociedad. Además, que nunca supo de la propuesta que Moreno le hizo a la exsenadora y que nunca lo volvió a ver, aunque habían compartido oficina durante una época.
Zuccardi asegura que una vez salió Bustos de la Corte, las cosas cambiaron dentro de su proceso: se le concedió libertad provisional por vencimiento de términos; se excluyeron del expediente las interceptaciones con sus abogados, por ilegítimas; y se ordenó la práctica de varias pruebas que habían sido inicialmente negadas.
El testimonio de Zuccardi, quien asegura ser plenamente inocente y no haberle pagado un solo peso al ‘cartel de la toga’, es evaluado por la Corte. Esta decidirá si lo remite a la Fiscalía, que investiga a Ricaurte, y a la Comisión de Acusaciones, a cargo del expediente contra Bustos, quien el miércoles tuvo su primer cara a cara con Moreno.
La Procuraduría investiga a Mabel Parra, pareja del abogado Gerardo Torres, ‘Yayo’, socio de Moreno en procesos bajo la lupa.