Por John Zamora (Director de Revista Zetta).- Rara es la foto de Yolanda Wong detrás de un escritorio con aire acondicionado. Lo normal es verla en la calle, en esa inmensa oficina de barrios y esquinas, dando rienda suelta a su condición “tropera”.
Y por tropera y efectiva es que el alcalde Sergio Londoño le encargó la misión de asumir la Secretaría del Interior, donde Fernando Niño llevaba dos años con la batuta.
Esta es una de las Secretarías más complejas, complicadas y densas de la Administración, de alta sensibilidad: tiene que ver con seguridad, orden público, espacio público, emergencias, bomberos, espectáculos, una especie de monstruo de mil cabezas que, a juicio de la Administración, requería un aire refrescante.
En otras palabras: no es que Niño lo estuviese haciendo mal, sino que el alcalde quiso imprimirle un nuevo panorama, sobre todo ahora que se avecina un nuevo año.
Tan tropero como Wong, a Niño también ha sido difícil tomarle fotos en su oficina, por lo que su paso al Datt es la renovación de un voto de confianza del alcalde, donde el funcionario podrá mostrar otra faceta de su capacidad de gestión. De hecho, muchos pensaron que hace dos años el entonces alcalde Manolo se equivocó al nombrarlo en esa Secretaría, pero de inmediato se sintonizó con el cargo y lo dominó.
¿Qué tiene la China?
Cuando Londoño se encargó de la Alcaldía, tuvo que ponerse al tanto de todo sin anestesia. No tuvo comité de empalme sino que se bajó de un avión y asumió. En ese momento conoció a Yolanda Wong y se enteró que en la Alcaldía había una “Escuela de Gobierno y Liderazgo”, y que esa funcionaria estaba encargada de la Alcaldía Local Uno ante la renuncia de Kike Jaramillo.
Wong se mostró tal como es: entregada al cargo, con la camiseta puesta las 24 horas. Esa cualidad es la que se presumía le iba a servir para ser confirmada en el cargo, al punto de presentarse para estar en la terna. Oh sorpresa. El alcalde prefirió a Carlos Mieles.
En mi columna Órbita Política escribí:
“Después de obtener 380 mil votos para la Gobernación de Bolívar; después de estar casi un año encargada de la Alcaldía Local Uno; y si le sumamos su dinámica inagotable de gestión, se pensó que Yolanda Wong sería confirmada en el cargo, por encima de los otros ternados Enrique Charris y Carlos Mieles. ¿Qué pasó? ¿Qué fue lo que no le gustó al alcalde Londoño? Tal vez lo que inclinó la balanza en su contra fue precisamente el haber estado encargada de la Alcaldía Local. Vaya usted a saber”.
Wong volvió de lleno a su cargo original, la Escuela de Gobierno, donde confirmó que por más pequeña o poco significativa que resulte esa dependencia en el organigrama distrital, o por mucho que se le mire con desdén, lo cierto es que la “China” le dio altura a la entidad, la hizo visible, propositiva, con liderazgo, en otras palabras, la puso a jugar en el ajedrez local como peón, y se movió siempre “pa’lante”.
Eso la sostuvo en la nueva administración de la “Ciudad de la Esperanza”, una vez fenecido “Primero la Gente”.
A Londoño le pareció una funcionaria efectiva. No importaba la hora, el día, la tarea ella la sacaba adelante. “Una persona preparada para estar en la calle resolviendo. Una mujer luchadora, incansable e incondicional. Una mujer que a pesar de haber hecho política la vi hastiada de la política tradicional y que merece una oportunidad de construir esperanza. Un ejemplo porque la mamá la sacó adelante con una historia de vida dura que debe inspirar a muchos”, me dijo el alcalde encargado.
En resumen y a modo de respuesta a ¿Por qué la “China”?: Por su lealtad, su compromiso con Cartagena y su capacidad inagotable de trabajo.
Veremos a Yolanda en la jugada, anticipándose a los movimientos, como buena jugadora de fútbol corriendo la cancha los 90 minutos, despachando desde cualquier esquina, sea de madrugada, de noche o de día. La Secretaría del Interior caminará a su ritmo, con su sello. La China tiene su cuento.