Por John Zamora (Director de Revista Zetta).- El jueves en la noche, antes de acostarse, David Dáger decidió escribir su carta de renuncia.
Sin mayor retórica, sino directo al grano, expresó por escrito su voluntad de retirarse y poner fin a 23 años continuos con una curul a su nombre en el Concejo.
Había llegado el 1º de enero de 1995, con 2.862 votos, a nombre del partido Liberal, colectividad a la que le ha sido fiel, y nunca cedió ante las tentaciones de pasar a otras colectividades.
Fueron más de dos décadas entre el ejercicio del control político, las discusiones distritales, la dinámica de gobernablidad con los alcaldes de turno y la tarea cíclica de reelegirse.
En tantos años, nunca había tenido un tiempo más convulsionado que el del último periodo, cuando se desataron los efectos de las decisiones de su paso por la Presidencia del Concejo en 2015. El famoso contrato con Neuromind, el proceso de selección de la terna para Personero, Contralor Distrital y la inclusión en ella de Nubia Fontalvo, marcaron no solo el devenir del Concejo actual, sino que se llevó por delante al gobierno de Manolo Duque, y ahora nos tiene ad portas de unas elecciones atípicas.
Este viernes llegó temprano, con su carta en el maletín, y apenas pudo anticiparle la decisión a tres o cuatro colegas que allí estaban, quienes respondieron incrédulos:
- “No te creo, es puro pereque”
- “Vamos pa’dentro, que son las 9, hora de la sesión”, les contestó.
La sesión transcurrió sin sobresaltos, y al cabo de hora y media llegó al punto de “proposiciones y varios”. Dáger pidió la palabra y, con algo de nerviosismo, la leyó con serenidad, ante el asombro de muchos y sorpresa de todos.
¿Motivos?
Tres serían los motivos que precipitaron la renuncia de David Dáger, que desde comienzos del año venía cavilando, como si un duendecillo le hablara al oído y le dijera constantemente “¡retírate!”.
En su familia ya lo habían hablado con detenimiento, y predominaba la idea de la renuncia. “Ya está bueno”, le decían.
Por eso el primer motivo es una desmotivación absoluta. El llegar y ver solo a otros siete colegas sesionando, tras la medida de aseguramiento que envió a casa a ocho de una sola tacada, agudizó esa sensación de estar en el lugar equivocado.
Los campanazos de la Fiscalía, la presión mediática y de redes sociales, y la situación política jamás antes vista en Cartagena, también han causado mella ostensible en su salud. El estrés es permanente y acentuado, amén de otros males asociados al paso de los años.
A estos dos motivos personales se suma otro de carácter político-jurídico:
Como se recuerda, Dáger salió bien librado de la audiencia de imputación de cargos por el caso Neuromind, y pudo seguir ejerciendo su cargo debido a que solo se le impuso hacer una presentación personal periódica ante la Fiscalía.
Pero a los demás colegas les ha ido peor: Useche sigue con medida intramural; Hodeg tuvo intramural y pasó a domiciliaria, y hace una semana ocho concejales recibieron domiciliaria.
Al renunciar, Dáger le baja la presión política y mediática a su caso, y podrá seguir defendiéndose sin el título de “concejal”, que hoy en día en Cartagena, para muchos, es más motivo de vergüenza que de orgullo.
Lo que viene
Según una posición jurídica, al partido Liberal no se le aplica la «silla vacía», ya que la medida de aseguramiento que le impusieron a David Dáger no fue privativa de la libertad, por lo que ingresaría Hernando Trucco, que es el que sigue en la lista por votación obtenida.
Otra posición señala que David Dáger está encartado por una presunta conducta enmarcada en los delitos contra la administración pública, por lo que una renuncia ocasiona de inmediato el fenómeno de la “silla vacía”, y por tanto no podrá ser reemplazado. De ser así, el primer efecto de su renuncia es que el Concejo queda reducido a solo siete concejales en ejercicio, cual municipio menor de 10 mil habitantes (Cartagena es Distrito y tiene más de un millón de habitantes).
Su renuncia agudiza la crisis del Concejo, y pone sobre el tapete de nuevo la posibilidad de una eventual renuncia de los demás concejales afectados por medida de aseguramiento domiciliaria.
En cuanto a su grupo político, ninguno de ellos supo de la renuncia con antelación. “El golpe avisa”, y así se enteraron. En teoría, el grupo goza de “buena salud” pues tiene gobernador con Dumek Turbay; acaban de reelegir a Lidio García como el senador de más alta votación en el liberalismo, y a su fórmula Silvio Carrasquilla.
El trabajo del grupo, con la orientación de Dáger, será encontrar un nuevo capitán que se presente a las elecciones de Concejo.
En lo personal, para Dáger viene una relativa tranquilidad, pues se quita de encima la responsabilidad de ser concejal, y baja la presión sobre su caso penal. Ahora es un connotado exconcejal, desempleado.
Quienes están en círculo cercano lo ven ahora tranquilo, y le recuerdan esa frase que tanto le gusta a él: “In the right place, at de right time” (en el lugar apropiando, en el momento apropiado). David Dáger ha dado un paso al costado.