Por Álvaro Royo (Especial para Revista Zetta).- (Xiamen – China).- Hay valores y maneras de comportarse que aunque se han ido perdiendo con los años y de repente nos parezcan ridículas hoy en día, se echan de menos, ¿por qué? Porque nos elevaban la categoría esa de seres humanos, nos levantaban unos centímetros del piso y nos hacían respirar profundo de la impresión.
No son los comportamientos del señor amable diciendo frases rebuscadas para tratar de agradar, ni el que al usar saco y la corbata le ayudan a parecer un caballero, porque muchas veces el campesino analfabeta vistiendo de ropa reventada y pies sucios tiene una gran elegancia interior que nos hace verlo con sabiduría y respeto a pesar que no se exprese con los códigos establecidos a nivel urbano.
Son las buenas maneras y las buenas o malas palabras las que nos pueden dejar en pelotas delante del resto. Como te expreses y como te comportes marcarán una línea que traza en definitiva lo que los otros van a definir de tu persona, y aunque te importe un patacón lo que piensen los demás de tí (cosa que es imposible y falsa), eso va a tener un efecto tremendo de cómo serás tratado, respetado y tenido en cuenta como individuo, a futuro.
Tu puedes hacer el mayor esfuerzo para tratar de fingir durante toda tu vida dignidad y elegancia moral pero eso es muy, muy complicado, puedes tener los mejores yates, 2 o 3 aviones privados, vestir saco y corbata y tener 20 títulos colgados en la pared, pero la misma vida te va metiendo en unos rollos y enredos de difícil manejo que si no posees lo anterior (elegancia y dignidad moral) se te van a ver las plumas.
Puedes escoger ser un honorable patán o un honorable caballero, pero no patán disfrazado de caballero porque eso tiene fecha de caducidad temprana.
Y a ese punto llegó ya Abelardo de La Espriella, un abogado de provincia convertido en multimillonario defendiendo criminales, genocidas, violadores, narcotraficantes, clientes con mucho dinero, pero dinero sucio, un abogado sin moral, sin ética, sin dignidad y por supuesto sin elegancia, pero con todos sus artefactos para parecerlo y además adquiridos con dineros sucia y asquerosamente manchados con la sangre de miles de víctimas para lavarse la cara delante de los demás, pero no le van a alcanzar porque son manchas profundas que alcanzan su alma, o el lugar donde estaba esta porque creo que por vergüenza debe haber abandonado su cuerpo hace mucho, mucho tiempo.
Este mismo que vende moral en discurso porque no la posee su persona, tiene que expresarlo porque no se le ve. Este que le parece un esperpento que criminales de lesa humanidad como son los de las Farc lleguen al Congreso, pero no se sonroja para defender a iguales o peores criminales que estos para recibirles su dinero y hacer los posible por dejarlos libres.
Tú, Abelardo, como abogado puedes defender a un criminal, o a varios, porque no? Defenderlos para que con las pruebas y evidencias pueda recibir una condena acorde a sus crímenes, pero lo que no puedes pretender Abelardo es tratar de dilatar los procesos, engañar a la justicia, torcer el derecho, romper con cualquier límite moral y ético y luego tratar de elevar al criminal a héroe nacional porque peleo una batalla en defensa de todos los cordobeses asesinando y cometiendo masacres. Como para no creerlo.
En el debate que no fue con Ariel Ávila en la W dejó ver Abelardo toda su verdadera cara con solo unas pocas verdades que este le restregó por la jeta, jeta que tiene bien puesta porque los insultos y bajezas que vociferó fueron de tanto calibre que el debate tuvo que ser suspendido.
Le están saliendo mal las cuentas a este esperpento porque se le está cayendo la estantería y cada vez que sale a decir algo se pega varios tiros en el pie, el tiempo al final va ubicando las cosas en su sitio y este ya está cayendo en las mazmorras putrefactas y oscuras de donde jamás debió haber salido.
Thinking
Para complementar este artículo recomiendo ver a los que no la han visto o verla otra vez la excelente película con Keanu Reeves en el papel del abogado Kevin Lomax, y Al Pacino en el papel de John Milton, y el director estadounidense Taylor Hackford, de título “El abogado del diablo”, cinta que trata de la lucha entre el bien y el mal, además de la responsabilidad del hombre al momento de elegir qué camino tomar en la vida, y lo que puede suceder cuando tomas el camino que te marca tu propio egoísmo.
Luego de verla queda más claro el camino que ha tomado el patán inmoral disfrazado de caballero
¡Un abrazo!
Álvaro Royo
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