Por John Zamora (Director de Revista Zetta).- Las circunstancias de la nueva terna para designar alcalde de Cartagena son bien distintas a la primera que se presentó, la cual, sin querer queriendo, hizo una labor de catarsis: descubrimos sus fortalezas y debilidades.
Desde luego, la fortaleza la representa Pedrito Pereira, un hombre que surgió de los barrios populares, por su hoja de vida como concejal, personero y representante a la Cámara, y por caracterizarse por ser un político lejano a escándalos y prácticas censurables.
La debilidad la encarnó Roxana López. En sí, no tenía “pecado”, pero le faltaba estatura política para el cargo. Para justificar un relevo en la terna, se especuló sobre una presunta inhabilidad, que jamás existió: su esposo, el cantante vallenato Jacobo Fonseca, es Secretario de la Asamblea Departamental. Es uno de los tres o cuatro empleados de esa entidad, sin capacidad nominadora ni autoridad administrativa. Pero había que buscarle la “caída” y con esta burda excusa quedó fuera.
“Ni chicha ni limoná” es Óscar Torres, pues tiene una hoja de vida académica, respetable, pero de limitada estatura.
La nueva integrante de la terna se ha dicho que es Antonella Farah, de quien no se tenía clara su filiación política, al igual que López y Torres. Había sido funcionaria de los gobiernos de Juan Carlos Gossaín y Dumek Turbay, y de la Alta Consejería para las Regionales en tiempos de Juan Manuel Santos, y no se le conocía la cercanía con el sector de la Casa Blel. Su trayectoria en temas de competitividad regional es respetable, y es una mujer que suscita confianza.
Así las cosas, y en términos partidistas, la cuenta queda así: La casa Blel en pleno presentó a Antonella Farah y Óscar Torres, y el sector de Yamil Arana a Pedrito Pereira (recordemos que Pedrito no aspiró a la Cámara y votó por Yamilito). En esta ecuación surge el interrogante: ¿Y la casa Montes?
Se sabe que el representante Emeterio Montes presentó para la primera terna el nombre del exministro Fernando Araújo Perdomo, quien aceptó hacer parte de ella, pero que al final no fue tenido en cuenta.
En esta segunda terna, de nuevo no aparece nadie a nombre de este sector. ¿Será la cuota inicial de una fractura conservadora en Bolívar? ¿Se opondrá el representante Montes a que esta terna sea enviada? ¿La terna debe reflejar las expectativas de los tres congresistas conservadores, o basta con que dos hagan mayoría para enviar la terna? Los estatutos nada dicen para estos casos, pero se interpreta que el consenso es la regla a seguir.
Al margen de ello, la terna se reacomodó por petición expresa del gobierno nacional. Es decir, se puede inferir que si el nombre de Roxana López era el que incomodaba, al ser sustituida por Antonella Farah, la terna queda ya subsanada y el Presidente Duque deberá expresar su voluntad.
En ese entendido, se mantiene Pedrito Pereira como la persona con mejor perfil para asumir el cargo, pues no se trata de la gerencia de un instituto nacional ni de una agencia específica, sino de la complicada Alcaldía de la no menos complicada ciudad de Cartagena, con todos los “chicharrones” que conocemos ampliamente.
(Entre paréntesis hay que decir que Yolanda Wong ha cumplido con probidad, sin arrugarse, y ha encarado cada chicharrón como si la hubiesen elegido hace tres años, o como si fuera a terminar el periodo).
Es claro que con Farah, la terna eleva su nivel, pero el gobierno nacional deberá evaluar muy detenidamente si ella o el señor Torres tienen el conocimiento del sector público y el “perrenque” suficiente para domar un potro tan brioso.
La terna mejoró, pero el panorama no es igual.