Análisis de John Zamora (Director de Revista Zetta).- No sé si recuerden bien… yo tampoco… pero hace más de 20 años llegó a Cartagena una marcha campesina, que se instaló en el parque Centenario y allí permaneció varias semanas, sin solución, ni atención, ni respeto…
Hace apenas tres días, una nueva macha campesina llegó a la Gobernación de Bolívar, en el Centro Administrativo Departamental de Turbaco. Lo que se vio fue bien diferente: puertas abiertas, atención humanitaria con agua, alimentos e higiene, y un gobernante que se sentó a escucharlos. “Aquí se gobierna de oído”, ha dicho varias veces Dumek Turbay, y lo aplicó a plenitud en este episodio.
En una mesa de diálogo, tan ancha como el ancho espacio de salón de la Paz, se sentaron los campesinos con el gobernador, quien sentó a todo aquel que tuviera una responsabilidad con sus peticiones, bien sea en seguridad, vías, alimentación, productividad, vivienda, educación, agua potable, salud, ambiente. Allí se vio a todo el gabinete departamental, a los alcaldes de El Carmen, San Jacinto y Maríalabaja, a representantes de agencias del orden nacional, autoridades militares y de policía y al Ministerio Público.
En tiempo relámpago se llegó a un acuerdo, un Plan de Intervención Especial por cuantía de $15 mil millones.
Además de las posibilidades de verificación, los cronogramas claros y los compromisos presupuestales, buena parte del éxito radicó en el “estilo Dumek” para gobernar y resolver problemas.
Los campesinos se sintieron respetados, vieron que su dignidad fue valorada, que no eran ciudadanos de tercera, y que un gobernante se colocó en el verdadero lugar donde debe estar: con la gente, no encima. El campesinado pudo exponer sus peticiones con claridad frente a un interlocutor receptivo, y pudo analizar, sopesar y dimensionar la envergadura de la respuesta gubernativa. Lo que vieron les brindó convicción y pronto firmaron el acuerdo.
Sabedor que llega al último año de gobierno y que estos acuerdos pudiesen quedar en el limbo en próximas administraciones, Dumek también sentó en la mesa a la Asamblea Departamental y la comprometió para que el documento del acuerdo se convierta en política pública, y así garantizar su continuidad hasta su cumplimiento absoluto.
Una tacada a varias bandas donde los ganadores son los campesinos. Esos que siempre pierden, esos que siempre están olvidados, esos que siempre son soslayados, en esta ocasión obtuvieron respuestas claras.
Regresan a sus parcelas con el acuerdo bajo el brazo. Nadie perdonará un incumplimiento, pues el documento solo estará perfeccionado cuando los signatarios cumplan hasta el último de sus compromisos. Y mientras se cumple el cronograma, recordarán que en el “estilo Dumek” las cosas fueron diferentes.