Por Álvaro Royo (Especial para Revista Zetta).- (Xiamen – China).- Se habla tanto del escándalo de las coimas para conseguir contratos por parte de la empresa brasilera Odebrech, pero si los políticos, los empresarios y los dirigentes hablaran de frente y sin miedos, todos en Colombia tendrían la confirmación de que en la contratación pública en el país siempre ha sido así.
Pero se lo guardan, se lo callan.
Silencio cómplice y obligatoriamente necesario para ellos porque es un pacto de mafiosos, si hablas estás fuera del círculo, no te dan más trabajo, te quedas en la calle. Entonces aplican ese código de buenos modales y caballeros que reza que cuando usted esté comiendo y con la boca llena, es prohibido hablar, es de muy mala educación; los políticos, los gremios, los empresarios, todos los saben, saben que Colombia está llena de pequeños Odebrech.
Desde antes de que salga un contrato a la luz pública se sabe para quién es, se sabe cuánto le corresponde al alcalde, o cuanto al senador o cuanto al concejal, depende de la entidad que lo vaya a proveer los recursos, los porcentajes son escandalosos y nunca fueron llevados a sus “justas proporciones” como pregonaba Julio Cesar Turbay Ayala, se quedaron allí entre el 20, 30, 40 y muchas veces el 50% dependiendo del buche y de apetito voraz del funcionario.
Hay algunos que son unos verdaderos hoyos negros, se tragan lo que sea necesario.
Por supuesto que hay excepciones en la jungla de la contratación en Colombia, me han contado contratistas amigos que licitan en Bogotá que en las dos alcaldías de Antanas Mockus, se ganaba el contrato la mejor propuesta, por precios, por calidad y por lo competitiva de la propuesta y la capacidad de ejecución de la empresa, no hubo contratación a dedo y todos los pliegos eran hechos con condiciones accesibles a todos por igual, las publicaciones se hacían a las horas y los días que correspondían, y recibir coimas era muy muy mal visto, eran otros tiempos.
Incomoda la posición del fiscal Martínez porque además de que sabía todo lo que estaba pasando, para él es algo normal, siempre se ha hecho así, por eso en sus audios pide a Pizano discreción total, pero si lo aceptara y lo reconociera se va a caer, porque el país no está preparado para eso, porque no solo se va a caer él, sino los que lo pusieron allí con el solo fin que tapara y que callara, él no les puede quedar mal, él no se va a quedar fuera del círculo y para sostenerse tiene que mantener su mentira y morir con ella, si sale del closet se cae la estantería del país.
Estos son copias y réplicas del “fue a mis espaldas” de Samper, del “yo no sabía nada” de Uribe y del “me acabo de enterar” de Santos, tendrán que pasar décadas para que esto se limpie en Colombia porque todo lo que sostiene el sistema es soportado por ese accionar.
Por eso no pasan leyes anticorrupción en el Congreso, por eso no es conveniente que siquiera se sepa nada, por eso es como una comedia trágica ver a un senador de la Republica hace un par de días acusando a Petro de su apoyo a Santos porque la campaña de Santos fue financiada por Odebrech y le robaron las elecciones a Oscar Iván Zuluaga que a la vez también recibió 1.6 millones de dólares de Odebrech por intermedio del estratega político Duda Mendoca, cuyo acuerdo se hizo en frente del actual Presidente de la República, Iván Duque.
Callan, tergiversan, dicen la verdad a medias, la que les conviene, las que no la esconden, por eso ¿cuál escandalo? ¿Si es que siempre ha sido así? ¿Por qué me voy a joder yo y no otro? El fiscal cantará la canción de Shakira que cantó Samper en su momento, y Uribe y Santos, todos seguirán cantando y bailando porque los contratos hay que cuidarlos y con eso no se juega aunque con esa posición se siga hundiendo el país. País que les importa un carajo en últimas.
Thinking
Se suma al baile el senador Gustavo Petro, adalid anticorrupción, pillado recibiendo dinero de forma sospechosa, un político decente recibe los aportes para su campaña a través del sistema bancario y verificando la huella de su procedencia, jamás de esa manera, qué bueno y qué interesante que se vayan cayendo esas máascaras de pulcritud que esconden detrás los más sucio y cochino del sistema político que nos gobierna; ¿qué se puede esperar de un dirigente que cuando tuvo la oportunidad de ser alcalde de Bogotá el 85% de la contratación pública la hizo a dedo? Eso es corrupción aquí y en Papua New Guinea.
Bienvenidos los videos y audios para pillar políticos corruptos robándose los dineros públicos. Deberían pagar recompensas jugosas por eso.
¡Un abrazo!
Alvaro Royo
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