Por John Zamora (Director de Revista Zetta).- Posesionada la nueva Junta Directiva de la Cámara de Comercio de Cartagena, es de esperar que evalúe el estado de la entidad y tome decisiones sobre su futuro.
Las condiciones de la ciudad y la proyección de la región exigen que la entidad se mantenga sincronizada y actualizada, por lo que la información de la evaluación debe ser actual y confiable.
Dentro de esa información, desde luego debe tener atención especial la gente que hace que la Cámara de Comercio tenga razón de ser: los comerciantes, los empresarios, los emprendedores, los productivos. Saber en qué han sido satisfechos, en qué se les queda debiendo, y sobre todo, qué nuevas expectativas tienen.
Aquí resulta importante revisar el capítulo de afiliados, quienes tienen la facultad de elegir su Junta Directiva –entre otras prerrogativas- y resulta desconcertante que solo 390 cumplan con requisitos plenos para elegir y ser elegidos.
Con una fuente electoral tan reducida, la legitimidad de la nueva Junta Directiva se verá refrendada solo en la medida en que tomen las decisiones que la entidad necesita ahora y para el cuatrienio.
No se puede perder de vista que los elegidos por los comerciantes son seis titulares y seis suplentes (12 en total), y que hay otros seis miembros designados por el Gobierno Nacional (3 titulares y 3 suplentes).
El presidente Duque y el Ministerio de Industria y Comercio deben poner el ojo sobre estas entidades en todo el país, en especial de Cartagena, y bien podrían apostar por una renovación total de sus delegados, para estar en consonancia con la renovación democrática de las juntas directivas.
Es un “deber ser” en el que no se puede pecar de ingenuo. Podría suceder que los delegados de gobierno designados por Juan Manuel Santos, busquen ser ratificados por el gobierno de Iván Duque. Cambiar para que nada cambie.
Al margen de esta elucubración, lo cierto es que hay un nuevo equipo y en su tarea es imperativo que “la tenga clara”, es especial el asunto de la jerarquía real y efectiva, como corresponde a toda entidad organizada. En otras palabras, la nueva Junta debe despejar un interrogante: ¿Quién manda en la Cámara de Comercio de Cartagena? A.- La Junta Directiva. B.- La Presidente Ejecutiva.- C.- Una fuerza exógena.
Aunque parezca obvio que la respuesta es A.-, resulta que estamos en La Fantástica Cartagena de Indias, y lo que sugiere la evidencia de la historia reciente es que el mando lo tiene la respuesta B.-, y para hacerlo cuenta con el respaldo de C.-
En su evaluación, la nueva Junta verá si le gusta lo que encuentra y lo ratifica; o si le encuentra “peros”, aunque no tan relevantes y ratifica con el compromiso de despejarlos; o si se declara insatisfecha, asume el mando y toma decisiones.
Por ejemplo, la nueva Junta debe evaluar si le gustó que se embolataran $800 millones en el proyecto de La Fantástica (pregúntele a un accionista de una empresa en Mamonal si un gerente sobrevive a un fracaso tan mayúsculo); si le gustó que la Cámara le pusiera competencia a los gestores culturales locales en beneficio de los del altiplano con el proyecto Chambacú, y si fue cierto que entraron tres mil personas en las 10 funciones en el pequeño patio de Bellas Artes donde no cabían más de 180 asistentes, entre los que ingresaban por cortesía y los que lo hacían pagando; y si efectivamente se recuperó lo que se embolató.
La información transparente sobre este asunto no ha sido una de las virtudes de la Cámara de Comercio, y la nueva Junta tiene todas las facultades legales para obtenerla, tanto de este asunto particular, como de toda la gestión del último cuatrienio. Informarse, evaluar y tomar decisiones.