Por César Pión González (Especial para Revista Zetta).- No es la primera vez que se habla del hambre en Cartagena y no se puede negar la responsabilidad del Estado como ente articulador de las políticas públicas. Pero creer que el Concejo de la ciudad es responsable de todo lo que ocurre en esta capital y que con la desaparición de este, todo retornará a la calma…
No me había imaginado que pudiera existir una cortina de humo tan grande que ocultara la realidad de Cartagena, donde un gran sector, distinto al público, se beneficia de los recursos de una ciudad impulsando prescripciones para pagar menos o no pagar impuestos, construcciones en bajamar, concesiones con la ley del embudo, evasión de los impuestos de industria y comercio improporcionalmente a las utilidades obtenidas, prediales liquidados sobre valores irreales de algunos inmuebles, construcciones que obvian compromisos con licencias sin lleno de requisitos, recaudación cero por plusvalía, títulos sin definir y posiciones de las islas del Rosario en donde un gran número de beneficiados foráneos, en su mayoría prefieren la informalidad que la legalidad, permitiéndose así tasar menos impuestos para el distrito.
Empresas que remuneran mal a sus empleados aun teniendo demostradas utilidades exorbitantes. Supermercados que traen la mayoría de sus productos de afuera, etc. Si efectuamos seguimiento a las 100 empresas más grandes de Cartagena y observarnos, patrimonio, utilidad, número de empleos generados, nivel salarial utilizado e impuestos pagados, podríamos tener otra variable.
Haciendo alusión a la medición publicada el 13 de febrero por el informe ‘Cartagena Cómo Vamos’ podemos darnos cuenta de que la situación económica de los hogares de la ciudad había desmejorado: 48 % por falta de trabajo de alguno de sus miembros, 28 % aumento del costo de alimentación y 26 % aumento del costo de los servicios públicos. 79 % dicen que no es fácil conseguir empleo y el 52 % solicita la empleabilidad para acabar con la pobreza.
En cuanto a la discriminación laboral el 80 % se presenta por edad avanzada, 73 % por discapacidad y 50 % por situación económica. Me llama la atención que el 94 % de los entrevistados no ha participado en la rendición de cuentas de la Alcaldía y que solo el 20 % ha puesto quejas y ha participado, con el agravante que solo el 66 % no realizó ninguna acción.
En todos los foros sobre pobreza, desarrollo económico y afines, jamás se le permite a un concejal participar como panelista para que entregue la experiencia del tránsito de los actos administrativos y presentar ideas que acerquen a una decisión unida de ciudad. En el evento ‘Capital social y liderazgo’ la participación de un concejal le fue cedida con un tiempo menor a 4 minutos. Con un tiempo tan reducido, ¿qué aportes podría hacer? Hay que buscar escenarios para que se conozca la realidad. Hay que seguir atacando la corrupción, pero no puede dejarse de lado lo institucional.
*Concejal de Cartagena