Por John Zamora (Director Revista Zetta).-A diferencia de Caldono, en el Cauca, donde la Fiscalía le alertó de un posible atentado, en Palenque el único riesgo para el Presidente Iván Duque era un jab de Pambelé.
Luego de tres semanas de bloqueo de la Panamericana, en una minga con brotes de violencia, y un clima político adverso, todo un bálsamo resultaron los aplausos y sonrisas que le brindó el primer pueblo libre de América al Presidente Duque. Así, el mandatario pudo ver dos rostros de etnias nacionales. Por un lado, el abucheo e irascibilidad de los indígenas, y por otro la amabilidad y cariño de los afros.
El artífice de este afable oasis fue el gobernador de Bolívar Dumek Turbay, quien le preparó toda una fiesta y no descuidó detalle para que Duque se sintiera de nuevo apreciado y valorado como Jefe de Estado: Pambelé, placa de mármol, jornada deportiva, muestra artística, gastronómica y artesanal, mucho colorido, sol y calor.
En los tres primeros años de su mandato, Dumek Turbay fue socio del presidente Juan Manuel Santos. Su lema era “Bolívar Avanza” y ante la reelección presidencia y el proceso de paz, le introdujo un oportuno “Sí” para dejarlo bien claro: “Bolívar sí Avanza”. Temas claves como el posconflicto y la infraestructura fueron puntos de encuentro entre esos socios, lo que fue un inteligente y práctico proceder de parte del gobernador. Los grandes proyectos del Departamento requieren apoyo del Gobierno Nacional y una buena relación es imperativa para concretar toda esa articulación.
Sin embargo, la democracia tiene sus reglas y la sociedad de acabó por sustracción de materia, pues Santos terminó su mandato y llegó Duque.
En lo ideológico, Dumek no está en la misma orilla del nuevo Presidente, pero tiene en común que ambos son mandatarios y sentido práctico de decidir que lo mejor es trabajar en conjunto. Así que debía propiciar una nueva sociedad y así lo ha venido haciendo. Dumek le abrió las puertas a los nuevos ministros y entró en una onda de comunicación dinámica con el nuevo Gobierno, no solo para concluir lo que ya venía, sino para dar la puntada final en el último segmento de su mandato departamental. Dumek fue el primero en poner en marcha programas de economía naranja en un Departamento en Colombia, es decir, comenzó a hablar el mismo idioma que habla Duque.
La visita a Palenque fue el registro público de una nueva sociedad, de la que se comienzan a vislumbrar positivos efectos, como el inicio de la carrera formal para convertirlo en municipio especial, y en el impulso al turismo y economía naranja, entre otras ventajas.
Después de la cálida visita a Palenque, Dumek se aseguró un puesto en la primera fila del cariño presidencial entre los gobernadores de país, y demostró que para gobernar se necesitan socios que privilegien el bienestar se sus gobernados sobre las diferencias conceptuales que puedan tener.
Después de la jornada en Palenque, el Presidente Duque volvió a Bogotá y se reencontró con la realidad del país, donde la mayoría en las encuestas cree que no lo está haciendo bien. Mirará las fotos con Dumek, Pambelé y la Guardia Cimarrona y dirá: “¡Gracias, lo necesitaba!”.