Cuando en la ciudad se promocionan aspirantes para dirigir su destino, la mayoría concentra su discurso en “la ineficiencia y la corrupción que nos está matando”, lo desacertado del manejo administrativo, falta de autoridad, servilismo, entre otros.
Razones no descartables ni discutibles. Escuchar: “Aquí no se perderá un peso, efectuaré contrataciones y licitaciones transparentes e invertiré en educación, salud, etc.”, podrían aliviar el sueño de muchos, pero la pregunta que invito a hacernos es: ¿podría materializarse este sueño sin una reorganización administrativa y un control del talento humano?
Aclaro, es necesaria una transformación organizacional y una restructuración que garantice la no dualidad de funciones, la atomización de presupuestos para políticas públicas, metas de los planes de desarrollo, manejo ambiental, movilidad, cultural y turístico acorde a las nuevas normas y condiciones de la ciudad y la pluralidad de conceptos para el desarrollo.
Estoy de acuerdo que hay que atreverse a plantear cosas distintas pero coherentes que quepan en el marco de la academia, practicidad y operatividad, porque seguir fundamentando todo en la triste historia y en el neogénesis de los macroproyectos como: central de abastos, drenajes pluviales, sede administrativa, entre otros, pasó a la historia.
He visto el error de candidatos y dependencias que pretenden garantizar el éxito “cuando se piensa que la sola computadora, la nueva tecnología ‘de punta’, un nuevo mobiliario y/o edificación solucionará todos los males de la organización, sencillamente se está apostando al fracaso” como decía Francisco Sciarpa.
Con base en lo anterior, creeríamos que aparte de los ingredientes locales en políticas públicas que requiere la ciudad, necesitamos escuchar de los candidatos un verdadero proyecto de transformación, de modernización, factible, deseado, que garantice ser apoyado bajo una estructura administrativa, una adhesión de diferentes sectores y un compromiso con la materialización de los proyectos.
Ahora, esto es posible si se sustenta una propuesta sólida de cultura organizacional -que no se logrará, entiéndase bien, en días, ni en meses, sino en años- y como de momento es imposible hacerlo en corto plazo, se requiere una propuesta de reorganización de la administración pública y fortalecimiento humano que homogenice, que proporcione variables que permitan medir, estimular y controlar por ejemplo: el tráfico y manipuleo de algunos funcionarios, mandos medios que obstruyen o facilitan conceptos, vistos buenos, chulos para las decisiones que se requieren para proyectos privados que son favorecidos o abusados.
*Concejal de Cartagena.