Por Danilo Contreras (Especial para Revista Zetta).- (Corea del Sur).- El azar es, quizás, la forma como el Dios de Spinoza suele actuar. Mil causas entreveradas en aparente capricho, diría Borges, para hacer migajas una de mis supersticiones: Qué nos depara la suerte. Nos arriesgamos a entender que nada ocurre por casualidad, todo tiene una causa.
Esto para decir que un mero ciudadano como el autor de esta prescindible página, jamás habría pensado en viajar al otro lado del mundo, a Corea del Sur.
Sin embargo ocurrió, y encuentro la causa de esta espléndida invitación que en condición de Secretario de Agricultura de la Gobernación de Bolívar nos formuló la Agencia de Cooperación Coreana y PNUD, en el esfuerzo conjunto que desde hace dos años venimos realizando con dichas entidades y otras en el territorio como Usaid, Sena, Agrosavia, Asofrucol, gobernaciones de Sucre y Córdoba, Umatas de los municipios de Montes de María y asociaciones de productores, para lograr reconocimiento del Ministerio de Agricultura a uno de nuestros productos agropecuarios más representativos: El ñame.
Hace un par de meses, Andrés Felipe Franco, funcionario de PNUD, me llamó sorpresivamente en la ciudad de Bogotá y me expresó su entusiasmo por la noticia que había recibido del ministro de Agricultura en el sentido de la inminente inscripción de la cadena de ñame ante esa entidad. Antes de esto, el ñame era oficialmente inexistente para el Estado y en consecuencia, poco es el apoyo que puede esperarse. Así, el reconocimiento de esta cadena productiva es un salto cualitativo que, sin duda, abre inmensas posibilidades a nuestros cultivadores del tubérculo, no solo en Bolívar, sino en el Caribe y otras regiones de la nación.
Seguidamente se materializó la invitación para que como funcionario, acompañara a un grupo de productores de ñame de Montes de María a Corea y, adelantar allí un curso para el “Fortalecimiento de la competitividad de Mercados de Frutas y hortalizas”. Es de resaltar que en la expedición participan también productores del Cauca y Tolima, así como funcionarios del ministerio y del orden territorial.
Bueno, aquí estoy, en Corea, escribiendo este reporte, después de 22 horas sobrevolando el mundo y de una inopinada escala en París.
La historia de la amistad entre Corea y Colombia se acrisoló en el fuego de una conflagración que destrozó la nación oriental luego de la segunda guerra mundial, por ser su territorio escenario estratégico de la guerra fría que ahora parece reeditarse. Como se sabe, el batallón Colombia fue enviado allí a luchar “contra el comunismo” en agosto de 1951. De esa expedición quedaron 196 soldados colombianos muertos o desaparecidos y 400 heridos. Los coreanos aprecian sinceramente el gesto y esa es una de las razones que motivan sus genuinas muestras de amistad hacia Colombia.
Es una experiencia fabulosa conocer este país y entiendo que es mi obligación, como servidor público, compartir mis modestas impresiones acerca de este maravilloso periplo.
Me propongo entonces, redactar tres notas incluida esta, en las que me referiré a las gentes de Corea y su cultura, así como a su sorprendente desarrollo de la agricultura y a sus ciudades, en particular la deslumbrante Seúl que es la muestra inquietante de lo que muchos han llamado “el milagro del rio Han”.