La reconstrucción del tejido social de Cartagena hace inaplazable la adopción de políticas públicas para la Familia y la Juventud, y esa es una de las misiones que se compromete a adelantar desde el Concejo la abogada y dirigente social Liliana Suárez.
La violencia intrafamiliar, la falta de oportunidades de estudio y trabajo para jóvenes, el embarazo en adolescentes o las responsabilidades de las madres cabeza de familia, son realidades que Cartagena está viviendo, y que requieren prioridad en la agenda de la ciudad.
“Muchos casos de violencia en la familia se registran en presencia de menores, incluso muchas veces son los receptores directos”, dice Suárez, quien por muchos años se ha dedicado al trabajo social desde el sector solidario a través de la Fundación Tesoneras, especializada en el apoyo a mujeres madres cabeza de hogar, mujeres víctimas de violencia intrafamiliar, embarazo adolescente, entre otras situaciones sociales, ahora quiere poner esa experiencia al servicio de la ciudad.
Suárez lleva muchos años metida de lleno en comunidades, pero ahora su presencia es mucho más intensa con ocasión de su campaña al Concejo, avalada por el partido ASI con el número 7 en el tarjetón.
En sus charlas con la comunidad dedica especial tiempo para dialogar con jóvenes, pues sabe que este segmento de la población presenta complejidades que el Estado no está priorizando.
Le preocupan los niveles de resquebrajamiento de la unidad familiar, pues muchas veces los jóvenes no reciben ni el cariño ni el diálogo de sus padres, y buscan en el licor o en las drogas llenar ese vacío. “Es importante hablar mucho con la juventud, saber qué piensan, qué expectativas tienen, cómo están haciendo su plan de vida, pero si los dejamos solos, pueden tomar el camino equivocado”, dice en una de las conversaciones comunitarias.
Liliana Suárez perfila una de las más altas votaciones de ASI, y por ello ha redoblado el trabajo con todo su equipo, junto con su esposo, el concejal Ronal Fortich.