La solución – Opinión de Juan Camilo Romero

Por Juan Camilo Romero (Especial para Revista Zetta).-  “La montaña parió un ratoncito” expresó el entonces embajador de Venezuela ante la OEA Roy Chaderton, luego que el Luis Alfonso Hoyos presentara ante ese organismo un extenso informe acompañado de fotografías que daban cuenta de la presencia de Las Farc en territorio venezolano.

Lo mismo podríamos decir en Cartagena y el Departamento de Bolívar, sobre los audios que el día de hoy dio a conocer la periodista Vicky Dávila en La W, donde se puede escuchar a un ex congresista conversando con una persona sobre cómo se financia una campaña, su visión de ciudad, su opinión sobre la población negra y su concepto sobre el desempeño de los mandatarios locales. Lo que se escucha, causa estupor y desconcierto, pero, para algunas personas en Cartagena este tipo de situaciones son un secreto a voces.

Serán entonces los organismos de control del estado, quienes intervengan y esclarezcan los señalamientos que ahí se profieren.

Esta situación, más que despertar la indignación por redes sociales y dejar que sea una noticia espectacular más, que en una semana estará olvidada, debe convocar a la ciudadanía a tomar acción para solucionar los ya cacareados problemas estructurales de la ciudad, todos sabemos cuáles son, incluso muchos estudios hay para resolverlos. Pero, hay un tema meramente político que hace imposible la puesta en marcha de los mismos.

Cartagena se encuentra navegando cual barco a la deriva sobre el mar perverso de la politiquería y la corrupción, en el cual muchos ciudadanos nos hemos sumergido de una u otra manera. Resulta que para la clase política y empresarial, el desarrollo del Cartagenero no les interesa, entre más ignorante y pobre sea el pueblo, más fácil resulta comprar su conciencia.

Valiéndose los empresarios electoreros de sus necesidades, tal como lo dijo el viejo, es por eso que su opinión, es compartida por muchos de sus seguidores y detractores pertenecientes a otras casas, sin distingo de clase y origen, luego entonces estas personas piensan que entre más me parezco a mi patrón, más cercano soy y así podré recibir beneficios burocráticos. Muchas veces traicionando a mi propia raza.

A eso le sumamos la instrumentalización de la justicia, la cual por arte de magia actúa con celeridad y eficacia en los casos donde los sujetos pasivos son personas que mediante la elección democrática puedan llegar al poder, más aun cuando estas no pertenecen a cierto grupo social o económico, el cual siempre ha soñado con ganarse la Alcaldía, pero ninguno de sus candidatos logra el concurso popular para tal fin. Es por eso que vemos a líderes gremiales solicitando la renuncia de candidatos y pidiendo casi que a gritos la intervención del Procurador General para que salve a Cartagena, pero ninguna de esas voces llama la atención del jefe del ministerio público para que intervenga por ejemplo en el caso de los centros de salud que un Alcalde pagó y no fueron terminados, obras que hoy día son elefantes blancos, así como múltiples denuncias sobre presuntos casos de corrupción que duermen el sueño de los justos en las oficinas de la Procuraduría.

La solución está en el voto, no hay que buscar gurúes ni mesías, simplemente que cada ciudadano haga consciencia sobre qué le conviene a la ciudad y al departamento.

Votar a conciencia es lo único que nos puede salvar de las garras de la politiquería, la cual como ave carroñera se aferra a seguir desangrando el erario a costa del beneficio del pueblo.

 

Adenda uno: Ojalá la tormenta política suscitada por los audios publicados, reorganicen el panorama y haga caer en cuenta sobre cuál es el camino que no se debe transitar.

Adenda dos: Tal parece que la era de los teléfonos inteligentes y el complejo de Superman son el látigo para muchos políticos en Cartagena.