Por Danilo Contreras (Especial para Revista Zetta 20 años).- Es conocido por la evidencia y por boca del propio alcalde Dau, que su programa de gobierno fue poco elaborado, para no decir que prácticamente inexistente a no ser porque hay 2 líneas que se destacan en dicho documento: Lucha contra la corrupción y contra la pobreza. Dos propósitos suficientemente ambiciosos para justificar los esfuerzos de la administración en el próximo cuatrienio. Esta por determinar como enfrentará este par de retos monumentales.
En cuanto al primero, lucha contra la corrupción, ya se muestran resultados si se consideran los anuncios de los encargados del nuevo gabinete y la transparencia y apertura con que se realizó el empalme y su informe de conclusión. Es claro que el talante personal del alcalde Dau será la pieza fundamental de esta lucha.
Lo otro es la lucha contra la pobreza, pues la propuesta genérica del programa que más o menos señala el objetivo de irrigar miles de millones de pesos en las comunidades pobres, genera inquietudes. Hay muchas maneras de luchar contra la pobreza. Algunos sectores han creído erróneamente y desde hace décadas, que una formula es la de hacer más ricos a los ricos y que por “derrame” las migajas caigan en los hogares más vulnerables.
Soy el menos autorizado de los cartageneros para sugerir, pero eso no impide que vierta mi opinión en cuanto a lo que podrían ser las primeras tareas a asumir para que el gobierno tenga bien suceso.
Si mal no estoy, Lleras Restrepo fue quien dijo que para adelantar una política pública lo primero era crear un ministerio. “Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo”, había dicho ya Arquimedes.
Pues bien, considero modestamente que las primeras tareas a las que debe aplicarse el alcalde, tienen carácter institucional Y paso a enumerar en resumidos 5 puntos:
1. Plan de desarrollo con gran participación ciudadana. Esta puede ser la oportunidad para superar los vacíos del programa de gobierno, en contraposición a ejercicios de gobiernos anteriores que contratan expertos o simplemente se restringen en lo que a participación se trata, a meras audiencias públicas en el concejo y otras estrategias gastadas. De la fuerte participación de la gente en la estructuración del plan dependerá fortalecer la legitimidad con que ya cuenta el alcalde para hacer las reformas.
2. Pemp y Pot. Estos son los instrumentos de ordenamiento que traerán algo de luz al caos en que se ha convertido la idea de desarrollo urbano en Cartagena. Son verdaderas cartas de navegación, como señala el lugar común.
3. Re estructuración administrativa. Para seguir la regla de que hablará Lleras Restrepo, esta se hace inaplazable. Personalmente me parece que incluso la planteada desde 2010 en la época de la alcaldesa Pinedo debe revisarse con detalle, considerando que aún en esa época la amenaza – reto del cambio climático no tenía el protagonismo que ahora tiene. En ese sentido llamo la atención en cuanto a lo que sucederá con Edurbe, cuyo papel en el tópico últimamente apuntado tiene un protagonismo de primera línea. Es menester contar con una entidad que propicie el desarrollo sostenible en armonía con el agua. La innovación, la ciencia y la tecnología que ya existe en el mundo en ciudades similares a Cartagena, deben marcar el nuevo destino de un Edurbe transformado y fortalecido financieramente. De otra arista no es posible superar pobreza con una entidad debilitada y sin presupuestos como lo es hoy el PES.
4. Área metropolitana. Esta institución que fue tan controversial en su génesis, es ya una necesidad inaplazable. Proyectos como el traslado de Bazurto y los temas de seguridad y abastecimiento alimentario, la extensión de Transcaribe a municipios circunvecinos y la provisión de agua, por solo mencionar algunos, son temas que ameritan que el alcalde de un impulso definitivo al Área que de hecho existe.
5. Finalmente y complementario con el Plan de Desarrollo, me parecería profundamente transformador impulsar una política de presupuestos participativos que permita a las comunidades priorizar, mediando el respaldo técnico, las obras de desarrollo de sus comunidades.
Estas medidas podrían facilitar la fluidez de los proyectos de desarrollo que reclama la ciudad.