Por Álvaro Royo (Especial para Revista Zetta).- (Xiamen – China).- Ve uno proyectos en Cartagena diseñados por arquitectos respetabilísimos, y construidos por empresas que gozan de un alto prestigio y piensa uno que es la ecuación correcta para que todo salga perfecto, pero terminan estas obras por convertirse en una perfecta desilusión porque convierten a las zonas donde están localizados en un perfecto infierno.
En el año 2016 se aprobó el nuevo Código de la Policía en Colombia dentro de las muchas normas nuevas que salieron está la de la supervisión de las obras de construcción en manos de los inspectores de Policía, estos tienen la responsabilidad de cuidar que los planos que aprobó la Curaduría Urbana correspondiente, correspondan a lo que se está construyendo, estos señores deben pedir apoyo a Control Urbano y hasta allí todo bien. En teoría.
Pero pareciera que desde que se cayó el edificio Portal de Blas de Lezo II todo se está haciendo de manera correcta en la ciudad y eso no es así, (hasta el 31 de diciembre del 2019, porque la administración actual aún no se puede evaluar), la descoordinación entre control Urbano, el IPCC, la secretaría de Infraestructura, la secretaría de Planeación, las curadurías y los inspectores de policía es total.
Total porque el que haya controles no es el problema, el problema es que los controles permitan que haya extorsiones que le den espacio al respetabilísimo constructor de saltarse las normas y poder cerrar el año con mejores números en su cuenta de banco, y cuando hablo de espacio eso él lo puede convertir a metros cuadrados que en cualquier parte de Cartagena eso es dinero, y si es en el Centro Histórico es muchísimo más.
Los inspectores de policía, que no son arquitectos, ni ingenieros sino abogados, pasan por las obras y por las irregularidades que se siguen cometiendo, parece que no se están haciendo bien. El fantasma monstruoso de los Quiroz y del edificio Portal de Blas de Lezo II se sigue moviendo en la ciudad por falta de controles y coordinación.
La descoordinación da la impresión que hubiera sido bien coordinada, coordinación de la descoordinación, llamémosla así, no se me ocurre otra cosa al ver que los que tienen la responsabilidad de los temas urbanos de la ciudad que son 6 entes (,curadurías, IPCC, control urbano, planeación, infraestructura e inspecciones de Policía) funcionan todos en sitios diferentes, eso parece un chiste mal contado.
Todo toma sentido cuando te enteras que cada entidad de la Alcaldía tenía antes a un politiquero detrás, con sus OPS, sus empleados, sus contratos, y bueno, para evitar problemas era mejor tenerlos separaditos para así no pisarse las mangueras entre ellos. Bien para sus torcidos pero desastroso para la ciudad, por eso Cartagena tiene los problemas que tiene, porque los que coordinaban estaban descoordinados.
Y la descoordinación es aún mayor cuando se ejecutan obras en monumentos B.I.C Nal, bienes de interés cultural nacional como es el caso de La Serrezuela, allí los controles quedan aún más reducidos por estar aprobados y controlados desde Bogotá, en el Ministerio de Cultura.
¿Va a cambiar todo esto? Esperemos todos que sí.
Pero hay cosas que uno no se explica y es donde me parto la cabeza pensando, y es qué tanta responsabilidad le cabe a un arquitecto que diseña un proyecto y luego mira para otro lado al saber que su trabajo por muy hermoso que sea va a impactar negativamente una zona de la ciudad al el dejar que su trabajo sea manoseado y arrastrado por el suelo por un constructor que no se le sonroja la cara al ver la falta de autoridad en una ciudad y solo piense en su cuenta de banco pasándose por el fajo al resto de ciudadanos al someterlos a torturas diarias como la que están padeciendo los vecinos del barrio san Diego y todos los que les toque ir o transitar por los alrededores del proyecto del centro comercial de La Serrezuela.
Este proyecto, según documentos aprobados por la Curaduría # 2, debería tener la insuficiente suma de 56 parqueaderos que el constructor Promotora A. Cohen se le ocurrió en algún momento, con complicidad de todos los entes de control y de todos los que tuvieron que ver con la obra, convertirlos en locales comerciales, si, el Centro Comercial La Serrezuela no tiene parqueaderos, o sí los tiene en los documentos aprobados por el curador, pero en la realidad no.
Quiero poner un ejemplo de un caso similar, guardando las proporciones, que sucedió acá en Beijing y es sobre el edificio que diseñó el reconocido arquitecto holandés Rem Koolhaas para la sede de televisión nacional China. El gobierno quería que el helipuerto del edificio sobresaliera y fuera visible, el arquitecto se opuso porque para su concepto afectaba la parte formal pura de su edificio, puso el grito en el cielo y logró que se conservara su trabajo como el diseño original lo decía. Su denuncia surtió efecto y su trabajo fue respetado por encima de los gustos del poderoso gobierno chino.
¿Cuántas veces fue a visitar durante la construcción el respetado arquitecto Álvaro Barrera Herrera que aparece como diseñador del Centro Comercial La Serrezuela según documentos de la Curaduría Urbana numero 2 a cargo de Guillermo Mendoza Jiménez? ¿Acaso no se dio cuenta que habían sido eliminados los parqueaderos y cambiados por locales comerciales? (Adjunto Documentos de la curaduría).
Parece que mirar para otro lado y mantener silencio cómplice se ha vuelto un deporte dentro del gremio de Arquitectos de Cartagena.
Una sanción millonaria al constructor y la restitución de los parqueaderos para La Serrezuela pudiera sentar un precedente que podría empezar a corregir las cosas a futuro.
Como siempre allí está mi email al pie de página para los que quieran escribirme sus opiniones acerca del tema con mucho gusto les responderé
¡Un abrazo!
Álvaro Royo Bárcenas
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