Aterrizado, sí; fantasioso, no – Opinión de John Zamora

Por John Zamora (Director Revista Zetta 20 años).- Una buena noticia en este mar de adversidades es que la primera paciente positiva de coronavirus en Cartagena ya se está recuperando, junto con las dos empleadas de Medihelp que se contagiaron.

Esa señora de 84 años llegó en un crucero al que se le permitió arribar a Cartagena, y todos sus pasajeros se pasearon por nuestras murallas, a sabiendas las autoridades civiles y portuarias de los microbios que allí venían.

En esos mismos días, se levantó el telón para las proyecciones de FICCI, con alta concurrencia de invitados internacionales.

La alarma del coronavirus ya estaba prendida, pero el alcalde William Dau estaba adormecido, pensando en la cacería de malandrines, su deporte favorito.

Esos dos goles hicieron que las críticas arreciaran por su actitud laxa o complaciente, y fue el presidente Iván Duque quien lo sacó del letargo con la declaratoria de emergencia sanitaria.

Dau “prendió empujado” y desde entonces se transformó en un super-alcalde, de acertada visión y decisiones, siendo la más importante la de decretar toque de queda, lo que ha salvado muchas vidas.

Esta pandemia ha hecho que la vida de todos cambie, y que el alcalde haya dejado todo de lado para centrarse en la emergencia, lo que es absolutamente correcto y procedente.

Lo hemos visto de arriba abajo, atendiendo todos los frentes, comprometido 100%, día y noche, echándose la ciudad al hombro. Vemos galones de agua llegando a la zona insular, campañas de recolección de ayudas, vigilancia epidemiológica… en fin… ese es el Alcalde Dau al que debemos respaldar.

Incluso se le perdona lo sensiblero y cursi de decir que es “el papá de un millón de cartageneros y como buen padre está pendiente de sus hijos”. Se le perdona porque lo viene haciendo bien… o venía…

Hasta que su espíritu “retractor” le hizo la mala jugada… volvió a traicionarlo la lengua, como ha sido una desgastante constante desde que llegó al poder.

Por “lengüisuelto” se puso a dar por hecho en su Facebook Live del pasado domingo, que Cartagena tendría un hospital flotante, financiado por Ecopetrol, y con muchos detalles de “carpintería”… todo un sueño…

No había tal. Como ha sucedido en varias ocasiones, sus asesores tuvieron que salir corriendo a armar un “mensaje aclatarorio”, que no es otra cosa que una rectificación al deslenguado del jefe:

“Lo anterior es una idea que será realidad si se da la necesidad y al tiempo confluyen todas las condiciones de disponibilidad y eficiencia en la aplicación de los recursos”, dijo la comunicación publicada en redes sociales de la Alcaldía.

Alcalde: Es normal que en una situación tan compleja muchas cosas no salgan como se espera. Que un suministro no llegue, que un funcionario se demore, que un transporte se retesase, que unos mototaxistas se desesperen, que no lleguen los mercados, que los habitantes de clle sigan en la calle… en fin. Le pueden fallar algunos planes, por las mismas circunstancias, no por falta de voluntad y diligencia.

Lo que debe pasar es que Cartagena tenga, como lo ha venido teniendo en mayor porcentaje del tiempo, un alcalde aterrizado, que tome medidas y que lidere el barco en un momento tan distinto y tan difícil para todos. Pero lo que no puede suceder es que divague en episodios fantasmagóricos y que malgaste la atenta audiencia de los canales de la tecnología para navegar en nebulosas imaginarias. Aterrizado si, fantasioso no.

Nota: Ahora que anda con Mildre Cartagena, que oportuno sería un chancletazo.