Por Andrés Betancourt González (Especial para Revista Zetta 20 años).- Sobre las premisas de planeación, autonomía y equilibrio hago las siguientes propuestas. Gobernantes y ciudadanos tendremos que replantear nuestra vida, no podemos sentarnos a esperar sobre la incertidumbre del mañana; mi primera recomendación es planear decisiones como si fuésemos a convivir con él covid mínimo hasta diciembre. Segundo superar el dilema de la vida o la economía, ninguno es superlativo al otro y, tercero, no podemos esperar vivir del estado o que haga todo por nosotros. Partiendo de la base que la normalidad dependerá de la vacuna, quiero centrarme en lo económico.
La economía. Tendremos que salir adelante y reactivarnos, si o si. El gran motor será el estado, a través de instancias nacionales y gobiernos regionales. La contratación pública en obras, bienes y servicios serán el hilo conductor (plan de obras y compras públicas) de las pequeñas, medianas y grandes empresas y allí adoptar un mecanismo de apadrinamiento a través de encadenamientos productivos de pequeña empresas. Cada una tendrá la responsabilidad de hacerse acompañar por fami empresas. Los bancos están obligados a salvar empresas y el estado a salvar la economía informal; crear el banco de las oportunidades para eliminar el paga diario y bancarizar a los informales a través del sector solidario y las empresas de servicios públicos, es una valiosa opción.
La seguridad alimentaria. Esto va para largo, la solidaridad y la plata se agotan; donaciones y entrega de mercados son insostenibles. A través del Ministerio de Agricultura y de Comercio se hace oportuno, audaz y obligatorio, metérsela toda al campo, el mundo necesita alimentos y hay que venderles, el Banco Agrario y las gobernaciones tendrán que girar a los campesinos y tener lista una línea de comercialización nacional e internacional; el hambre en las ciudades aumentará y se debe focalizar la inversión en patios productivos barriales sectorizados por alimentos; las plazas de mercado tendrán que trasladarse a los barrios y junto a las tiendas ser fuentes de suministro.
El turismo. Motor de la economía de muchas ciudades y sobretodo de la informalidad; el miedo y la crisis económica lo convierten en un gran dilema. El desafío estructural será vencer el miedo certificando ciudades y sectores libres de coronavirus -covidfree- por la tanto desde la mínima estructura económica que existe, restaurantes, transporte, museos etc. hasta las ciudades; deberán auto plantearse esquemas de bioseguridad que los puedan certificar y generar tranquilidad a los turistas, ir ascendiendo paulatinamente y hacer que las ciudades y sectores lo cumplan; es el inicio de la activación.
El capital público. Los gobiernos enfrentan un desafío no menor, sin producción no hay tributos y sin tributos no hay economía de estado. Se estima que el recaudo podra caer en más del 75% lógicamente en la incertidumbre la gente guarda la plata para comer. Se pone a prueba la innovación y la confianza de los gobernantes, emitir bonos de deuda publica, reducir tarifas, anticipar impuestos y rentas, recurrir al credito, vender activos y hacer obras por impuestos serán algunas alternativas. Estamos hablando de que si no se ponen las pilas no habrá cómo pagar el salario de los gobernantes ni el trabajo y la comida de nuestra gente.
Andrés Betancourt González
Consultor de gobierno.
@AFBETANCOURT