Recorrido evidencia que las ventas callejeras están en plena “reactivación económica”, una respuesta a la disyuntiva entre el hambre o la salud.
Las medidas de bioseguridad son apenas mínimas, una mascarilla muchas veces mal usada, pero la necesidad de encontrar un ingreso es superior, sobre todo por lo prolongado en el tiempo del aislamiento, algo para lo que ni siquiera los más adinerados estaban preparados.
Fotos de lectores de Revista Zetta.