Ni poco ni demasiado, todo es cuestión de medida – Análisis de John Zamora

Por John Zamora (Director Revista Zetta 20 años).- El alcalde William Dau ha impuesto su agenda política, así sea por un día le ganó al Covid, y puso a todos a hablar del Libro Blanco, sea para ponderar su voluminoso aporte a la lucha contra la corrupción, sea para cuestionar sus no pocas imprecisiones.

Luego de seis meses de gestión, volvió a plantar bandera y se ratificó en el papel que ha querido asumir del “bueno de la película”. Con esa pretendida y auto-otorgada superioridad moral, juzga, pontifica y etiqueta: a quien él señale será malandrín, a quien él pose su sagrada mano sobre la cabeza será santín, o por lo menos eso codicia él, y eso le aplauden sus cada vez mas intimidadoras y grotescas barras bravas.

Pendejo no es, otra cosa será, pero no ha permitido que ni la pavorosa pandemia que nos enferma y mata lo aparte de su obsesión.

Según Diario AMPM, del periodista Luis Castellar, “El video del facebook live del Libro Blanco, hasta este lunes en mañana lo había reproducido 206.000 veces, casi el doble de los votos que obtuvo para llegar a la Alcaldía y los comentarios ya estaban en 14.000”, contundente indicador de la audiencia que ha venido cultivando y que le valió, predisamente, el triunfo electoral.

De lo mucho que dijo, hay verdades innegables. Las fundaciones “detodito”, de las que bastante nos ha hablado Funcicar, son una clara empresa criminal que de modo directo o alquilando sus servicios, se dedican a esquilmar el erario; o el cartel de las pensiones, que un año antes denunció el entonces alcalde Pedrito Perira. Son dos de los ejemplos más asqueantes.

De lo mucho que dijo también hay verdades a medias. A falta de puntos concretos, se lanzaron alertas sobre aspectos conceptuales, como la discreta y arrogante secretaria de Educación, Olga Acosta, que habló que “deficiencia misional”, algo tan nebuloso como acomodaticio, y que suena a excusa para justificar limitaciones propias. “Deficiencia misional” puede ser cualquier cosa… como licitar el PAE por bolsa mercantil, tal como lo hizo Yolanda Wong… a quien la doctrina Dau etiqueta en la otra orilla.

También hay ridiculeces que desdibujan el buen propósito del Libro Blanco. Lo de Corvivienda es el summun de la contradicción. Néstor Castro, un gerente sin idea del mundo VIS, altanerote, con la entidad a velocidad de icotea, viene a cuestionar un proyecto de 1.824 viviendas del que solo está pagando los intereses, que camufló como reactivación y gran logro suyo en el informe de 100 días de Dau, pero que ahora es blanco de la crítica.

Aunque Dau metió a la ciudad en su agenda, lo cual es un logro político, el costo para la dignidad de muchas personas ha sido alto, pues el alcalde las señala de modo sumario, sin prueba contrastada ni proceso: Malandrines dijo Dau que eran y malandrines se quedan. Ni una tutela restaura el oprobio y eso, así sea en nombre de la transparencia, es absolutamente turbio.

Del motete de denuncias le queda gran tarea a la Fiscalía, Procuraduría y Contraloría de ponerse a trabajar para Dau y definir responsabilidades. Del trasmayo, algún pez habrá de caer, y ojalá que no sean “sardinitas”.

Es un error creer 100% todo lo consignado en el Libro Blanco, pero también lo es ponerlo todo en duda. Ni poco ni demasiado, todo es cuestión de medida.

 

Nota: esta es la estrofa del gran Alberto Cortez:

“No siempre la barba blanda es la que mejor se rasura,

para una buena navaja no importa la barba dura;

depende si el afilado lo sabe hacer el que afila,

ni poco ni demasiado, todo es cuestión de medida”.