Por Alfonso Cassiani Herrera (Especial para Revista Zetta 20 años).- El pasado sábado 01 de agosto, pasadas las 8:00 de la noche, un estruendo en la entrada principal de la Alcaldía de Buenaventura puso de presente la incapacidad del Estado para brindarnos la tan anhelada seguridad, que no ha dejado de ser una vieja aspiración del 90% por ciento de la sociedad colombiana, en tanto es claro que al menos un 10% tiene como pagársela a sí mismo y a sus familias o se la provee con nuestros impuestos.
Ese estruendo, generado por la explosión de un artefacto explosivo lanzado contra la comunidad de Buenaventura y contra el sueño de miles de afrodescendientes que vemos en el ejercicio de una Alcaldía diferente, construida a pulso por una comunidad que se hartó de la ignominia que generaron décadas y décadas de usufructo partidista caracterizado por el saqueo indiscriminado de recursos públicos y ondeantes cortinas sangrientas de corrupción que alimentaron los voraces apetitos de individuos enceguecidos por su propia codicia.
La Alcaldía fue durante décadas su principal botín, luego se apropiaron del Puerto, cuyos recursos han venido engordando años tras años, cuentas bancarias por fuera de Buenaventura, riquezas que se generan en el puerto sin ni siquiera producir un suave rumor, vienen y se alejan, no les ha importado dejar y mantener en la pobreza a sus comunidades.
Según lo recogió la revista Semana, mientras el Índice de Pobreza Multidimensional a nivel nacional es de 49%, Buenaventura tiene el 66%; el Índice de Necesidades Básicas de personas pobres es de un 36%, es decir tres veces mayor que el de Cali. Como si fuera poco, se calcula que el 64% de la población urbana y el 91% de la rural son considerados pobres, y que el 9,1% vive en condiciones de miseria.
Todo ello tras la sucesión de Gobiernos y presidentes anclados en el centro, para quienes Buenaventura es la ciudad Puerto y de hecho pareciera que solo ven el puerto o por lo menos es lo que les interesa.
Pisoteando sueños como el del Litoral Recóndito de Sofonías Yacup Carabalí, de una región unificada, fuerte, totalizada, extendida desde la frontera con Panamá en el norte, hasta la desembocadura del río Mataje en el borde ecuatoriano. Maltratando el Bello Puerto del mar de Patricio Romano Petronio Álvarez Quintero, conocido como Petronio Álvarez, “donde se aspira siempre la brisa pura”, “circundado por el mar” y cuyas “mañanas son tan bellas y claras como el cristal”.
Hoy más que nunca y en procura de que las vidas negras importen, tenemos la obligación de sacar el aprendizaje ancestral y abrigarnos con ejemplos como el de Rosana Cuama, nuestra “Mama Cuama” de incansable sabiduría; y sobre todo su valiente e inteligente manera de afrontar las distintas problemáticas de nuestras comunidades.
La advertencia de los violentos y saqueadores, fue hecha a través de su cobarde estruendo, pero tenemos la obligación de decirle a los violentos que: ¡lo que es con Buenaventura es con todas y todos los afrodessendientes, que estamos firme y en la convicción de que el pueblo no se rinde, carajo!