En un año sin comer productos de animales, esto es lo que me ha pasado – Opinión de Álvaro Royo desde Xiamen

Por Álvaro Royo Bárcenas (Especial para Revista Zetta 20 años).- (Xiamen – China).- Si eres de las personas que pueden preocuparte alguno de estos 3 asuntos:

  1. Calentamiento Global
  2. Maltrato animal
  3. Tu salud.

Puedes seguir leyendo este artículo, si en cambio no te interesa ninguna de estas tres, pues solo deja de leer ahora mismo.

Este año 2020 cumplo 54 años, y durante más de 50 nunca me cuestione o pensé que lo que había estado haciendo a nivel de hábitos alimenticios era correcto o incorrecto, si claro, ¿por qué no?  Es lo que vi en mi casa todo el tiempo y es lo que veo en el día a día en todo el mundo, ¿cómo puede esto estar equivocado?

Pues sí, sí que lo está.

Por allá en el año 2015 comencé a cuestionarme y a investigar qué puede estar funcionando mal en nuestra alimentación a nivel mundial, ¿por qué? Porque ves un planeta calentándose sin parar, porque ves que las tres enfermedades crónicas que más degradan la calidad de vida de la gente y por las que más mueren están relacionadas con problemas del metabolismo, quiere decir con hábitos errados en la alimentación diaria.

Las enfermedades por las que más muere la gente hoy en día y por millones eran prácticamente inexistentes hace poco más de 100 años, entonces ¿qué estamos haciendo mal?

La evidencia científica crece abrumadoramente a conclusiones que hablan y afirman con evidencia irrefutable que nos hemos convertido en comedores compulsivos, pero no solamente que comamos más, a día de hoy comemos más, mucho más, pero también y muy pero muy mal, el desbalance es la única constante y es la responsable que hoy los hospitales estén llenos de hipertensos, diabéticos, obesos con un solo origen de sus males, la mala alimentación.

Al mismo tiempo estos malos hábitos han sido promovidos por una industria alimentaria que nos dice «no coma cuento, coma carne», pero nos dejan las cantidades a nuestra libre elección, las cantidades nos las dice la OMS (Organización Mundial de la Salud) en letras pequeñitas y en avisos a los que pocos tienen acceso y en donde aseguran que no se pueden consumir más de 500 gramos de proteína animal semanalmente so pena de tener problemas de salud,  hoy en día en la mayoría de hogares en el mundo se consumen 500 gramos de proteína animal por día lo cual es una barbaridad y la puedes resumir en un vaso de leche y dos huevos en el desayuno, una pechuga de pollo en el almuerzo con una sopa de huesos, y un bistec de carne en la cena, eso nos está enfermando, nos está matando.

Adicionalmente a nuestra adición a los productos de origen animal hay que sumarles las harinas refinadas, esas que están en el pan blanco industrial, las galletas de todo tipo, los espaguetis y el arroz blanco, pues bien, los picos de insulina que estos alimentos causan en nuestro organismo ponen nuestro metabolismo patas para arriba y luego de 20 años de lento envenenamiento diario tres veces al día comienza nuestra peregrinación a hospitales y consultorios donde un médico que a estas alturas ya no se sabe si son cómplices por acción u  omisión.

¿Por qué? Porque las visitas a los médicos de los enviados de los laboratorios que producen los medicamentos para tratar mas no curar estas enfermedades que terminan acabando con la vida de las personas es permanente y constante, las comisiones para recomendar estas drogas a los pacientes, que repito, tratan mas no curan el problema se cuentan por miles de millones de dólares.

Los médicos no cuestionan los hábitos alimenticios, ellos tienen claro que al cambiarlos o ajustarlos a niveles menos dañinos salvarían millones de vidas, pero entonces ya no habría enfermos que atender, ni enfermos que compren los medicamentos que le generan las malditas comisiones, comisiones inmorales y asesinas.

Si la gente aprende a alimentarse bien, no habría obesos, hipertensos, ni diabéticos, y eso mermaría el negocio de las farmacéuticas, en últimas se les acaba el negocio de la salud.

Luego veía en una cena de una reunión de activistas del clima, esta gente que promueve fórmulas y actividades que eviten o retrasen en calentamiento global, pues allí observaba con sorpresa que cada uno de ellos tenía un filete de res en sus platos, si, estaban consumiendo un producto que su actividad es responsable del 18% de los gases de efecto invernadero, mucho más de lo que generan todos los sistemas de transporte del planeta juntos, ya me entraban las dudas si estos eran protectores del clima o promotores del calentamiento global.

También gente que tiene mascotas y son activistas en contra del maltrato animal discutiendo del tema en un asadero de pollos, deberían darse una vuelta por criaderos de o por avícolas productoras de huevos para que se enteren como llevan una vida miserable los miles de millones de aves en esos sitios de horror.

Y luego me decía un amigo mientras se comía una pizza repleta de mozarela y embutidos, que él era diabético e hipertenso y que tenía que cuidarse, al preguntarle de dónde provenía su problema me dijo que era hereditario, y luego investigando sobre el asunto encontré abundante evidencia científica que dice que lo que se heredan son los malos hábitos alimenticios y que los problemas de hipertensión o diabetes heredados no representan ni siquiera un 3% del total de los enfermos, el origen de su hipertensión muy probablemente está en el pedazo de  Pizza que tenía en sus manos, y eso los médicos los saben, pero lo callan.

Y bueno, me pregunta la gente cuando se enteran que ya no me alimento de productos derivados de animales, quiere decir, ni carne de res, ni de cerdo, ni de pollo, ni de pescado, ni mariscos ni huevos, ni leche, ni queso y ni siquiera miel, que ¿de dónde saco mis proteínas? Yo respondo todas las plantas tienen proteínas, abundantes y de alto valor biológico, ¿que por qué lo hago? Principalmente para mí es un tema moral para con los animales, luego por salud y de tercero el tema ambiental, no sé si saben ustedes  que para producir una hamburguesa de 200 gramos de carne de res necesitas 9 mil litros de agua, ¡¡¡9 mil!!!

Y para volver al título de este artículo, y es ¿qué me ha pasado luego de un año sin consumir productos animales? Pues que mis niveles de todo tipo en sangre están en los niveles adecuados y saludables, que he podido volver a hacer ejercicios de fuerza porque todos mis problemas de dolencias en articulaciones han desaparecido, que todos mis problemas de acidez estomacales simplemente ya no existen, que mido 1.88 de estatura pero peso 82 kilos, que puedo dormir una noche completa y despertar con una energía extra poco habitual ya que antes con mis hábitos alimenticios anteriores siempre me despertaba cansado y agotado.

Que llevo un año sin pisar un hospital.

Y algo muy importante para mí, que para alimentarme no tiene que morir ningún animal.

Como siempre allí está mi email al pie de página para los que quieran escribirme sus opiniones acerca del tema y con mucho gusto les responderé

¡Un abrazo!

Álvaro Royo Bárcenas

Xiamen-China

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Twitter: @Alvaro_E_Royo

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