Sobre la revocatoria del mandato – Opinión de Claudia Tinoco

Por Claudia Tinoco Padauí (Especial para Revista Zetta 20 años).- Una de las grandes herramientas que ofrece la democracia y nuestra Constitución es que le permite al pueblo revocar el mandato del dirigente de elección popular que consideremos que no está haciendo las cosas bien, está incumpliendo su plan de gobierno, o que precisamente está haciendo lo contrario a lo que prometió.

Esta herramienta valiosa debemos usarla responsablemente, como, por ejemplo, emplearla de forma consciente, que realmente existan razones contundentes para que en lugar de traer grandes beneficios, no sea lo contrario y traiga graves consecuencias.

Considero que un año es tiempo suficiente para evaluar no solo la gestión sino la capacidad de manejar y administrar una alcaldía o gobernación. Luego de un empalme previo, la construcción, elaboración y aprobación del plan de desarrollo, empaparse de todos procesos de la administración anterior, si es de línea contraria, para echarle una ojeada a los contratos firmados para ver sí se encuentra un hecho de corrupción que desprestigie, y así mismo, para dar inicio a alguna gestión.

Así mismo, en el transcurso de ese año debe verse el inicio de ejecución de la mayoría de sus propuestas de campaña, debe apreciarse en algo ya el cambio y mejoría en la ciudad o región. En otras palabras, si pasado el año no se ve resultados, se debe pensar en la recolección de las firmas y a dar inicio al proceso de revocatoria de mandato a ese dirigente inepto.

Sé que muchos deben estar pensando “que la mayoría de nuestros políticos deja mucho que desear. Revocarle el mandato a uno para que luego monte uno igual o peor, es una forma de despilfarrar lo poco que dejan los corruptos después de tanta mermelada, elefantes blancos y cualquier otra modalidad que usan para saquear el erario”. Pero una ciudad como Cartagena -que se ha visto inmiscuida en una inestabilidad política, la falta de continuidad en las obras y proyectos, el paso de más de doce mandatarios y todas las consecuencias que ya la mayoría conocemos-, no puede seguir dejando pasar el tiempo, se necesita actuar de forma inmediata y acertada para cambiar la historia de nuestro Corralito de Piedra.

Muchos no creen en este mecanismo, pensarán que no puede prosperar, pero si tuvo éxito en Tasco – Boyacá en el año 2018 ¿Por qué no podríamos tenerlo aquí en Cartagena? De una u otra forma, esta herramienta nos ayudaría a liberarnos de esta “maldición” -por llamarla de esta forma- y cambiar la historia en la que hemos estado sumergido los cartageneros con relación a los pésimos alcaldes que han pasado por el palacio de la Aduana.

Bienvenida la participación: ¡Que los ciudadanos cuestionen las administraciones locales! ¡Que los gobiernos municipales expliquen y defiendan sus ejecutorias! ¡Que se ponga en evidencia el mal uso del mecanismo por parte de los políticos contradictores! y ¡Que se revoquen los mandatos de los malos alcaldes! La democracia cuesta y lo peor es que si no se ejerce se pierde.

“De acuerdo al art. 2. de la Ley 741 de 2002, más del 40 por ciento del total de los votos emitidos podrá solicitarla, siempre que haya transcurrido más de un año, sólo para efectos del voto programático, procederá la revocatoria del mandato para gobernadores y alcaldes, al ser ésta aprobada en el pronunciamiento popular por la mitad más uno de los votos ciudadanos que participen en la respectiva convocatoria, siempre que el número de sufragios no sea inferior al cincuenta y cinco por ciento (55%) de la votación válida registrada el día en que se eligió al respectivo mandatario.

Como ciudadana y consiente de este mal gobierno, solo me queda una pregunta ¿Dónde firmo?