Cartagena, una ciudad sin ley – Opinión de Oscar Marín

Por Óscar Marín Villalba (Especial para Revista Zetta).- La ciudadanía cartagenera pedía a gritos transformaciones a gran escala, en la cultura de sus procesos políticos, con la esperanza de descubrir nuevos liderazgos que sacaran al territorio de tantos desaciertos, producto de sus antiguas administraciones.

Lamentablemente, el resultado de estos cambios terminó como dice el famoso adagio popular «pagando más caro el remedio que la enfermedad».

Fue un año difícil para la ciudad, con la pandemia sanitaria del Covid-19, el dolor de sus gentes al perder a centenares de sus familiares; las empresas sumidas por completo en la crisis económica; los altos niveles de desempleo; los niños y los adultos mayores confinados; pero todos estos factores, acompañados de una catastrófica administración inoperante e incompetente, incapaz  de tomar decisiones acertadas en lo  administrativo, sin un líder con sentido común y carente de toda capacidad de timonear este barco que va camino a sumergirse en un abismo de aguas torrenciales.

Ahora bien, estos nuevos liderazgos con sus supuestos cambios sociales y transformaciones, ¿hacia dónde apuntan? Cartagena no se puede ver enfrascada en una guerra sin sentido, que cada vez cobra mayor eco en las redes sociales, y en la que tanto participa la ciudadanía. Por supuesto, todo esto es producto de un juego macabro al servicio de los grupos empresariales y políticos, para alcanzar mayor preponderancia y poder; y de esta manera evadir sus responsabilidades y solucionar los problemas de fondo.

¿En qué momento se ha perdido el norte de la ciudad? ¿Será que se les ha olvidado a sus ciudadanos la verdadera esencia del arte de la política? ¿Quizás sus ciudadanos dejaron de exigir sus derechos, para esperar soluciones milagrosas, mesiánicas, a sus complejos y múltiples?

Cartagena necesita desarrollar una verdadera capacidad de valorar, dilucidar y criticar aquellas cosas que no está bien por parte de su dirigencia política. Y eso comienza, por la necesidad de modificar las percepciones personales y colectivas, aunadas a un alto sentido de pertenencia y participación desde el ámbito de lo público.

Actualmente, los partidos han dejado de ser el eje central de la comunicación entre la ciudadanía y el sistema político, pero debemos tener esa capacidad necesaria para unirnos y trabajar de manera mancomunada para la construcción de un verdadero bienestar colectivo.

Hoy más que nunca, resulta necesario extender un llamado a todos los ciudadanos, a que seamos los verdaderos dolientes de esa Cartagena que día se suma cada vez en una falsa polarización y en su evidente inoperancia. Es momento de unirnos en un frente común para que juntos tomemos el timón de este barco que tanto necesita llegar a un puerto seguro, de aguas más tranquilas.

Para ello resulta necesario que todos avancemos en la misma dirección, las empresas, la academia, los sectores sociales, los gremios, los jóvenes, las mujeres cabezas de hogar, las diferentes ONG, las autoridades públicas, las organizaciones sociales de base; entre muchos otros frentes.

No podemos permitir que la ciudad Heroica se nos caiga a pedazos en nuestras narices, sin Dios ni ley, que pueda hacer algo para salvarla. Es momento de enfrentar este reto colosal y luchar desde una ciudadanía organizada, para frenar esa inercia de tantos fracasos administrativos, inseguridad, agravios, descalificaciones e insultos por parte de su dirigente a todos los que piensan distinto.

Los seres humanos, desde los inicios más oscuros de nuestra historia, siempre hemos encontrado en la organización y la comunicación asertiva el mecanismo más apropiado para evolucionar como especie y superar las mayores crisis a las que nos enfrentamos nuestro el día a día. Y Cartagena, seguramente, no será la excepción. Aún cuando la ciudad se esté cayendo a pedazos.

ÓSCAR MARÍN VILLALBA

Concejal de Cartagena

19-12-2020