Por Rodolfo Díaz Wright (Especial para Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 7-03-2021.-Para los que siguen creyendo que la ciudad va a mejorar, que el año pasado no se avanzó por la pandemia y que hay que darle un compás de espera al alcalde, les tengo una mala noticia: esa platica se perdió.
Ya estamos terminando el primer trimestre de este nuevo año, y, al contrario de lo que pudiéramos esperar, la situación antes de mejorar y de mostrar recuperación, empeora cada día más. La mediocracia continúa viento en popa. El desastre del manejo de los peajes dejó ver la gran cantidad de debilidades que acusa nuestra administración distrital y los peores comportamientos administrativos y humanos de nuestro improvisado alcalde.
A pesar de las constantes críticas y recomendaciones sobre la necesidad de entender que él es, y que debe actuar como nuestra primera autoridad y líder, el hombre empeora cada día más y a estas alturas del partido ya no solo le han perdido el respeto, sino que se menciona, a voz en cuello en todas las esquinas, que su inseguridad al saberse incompetente para la responsabilidad que se le otorgó, lo lleva a utilizar cada ocasión y cada actuación, como una posibilidad más de engañar y mostrar logros mesiánicos imaginarios y descabellados que adorna con el reality de los videos payasescos y ridículos.
Las actuaciones populistas y temerarias al incitar, a sus seguidores y al pueblo en general, a la desobediencia, el caos y la generación de violencia y destrucción, tienen el ingrediente adicional de ser ilegales y de tintes delictivos. La participación entusiasta de algunos de sus funcionarios en estos desmanes, no solo muestra su incompetencia administrativa, sino que los hace cómplices a la hora de enfrentar sus conductas con los mandatos del código penal. El maltrato inhumano y abusivo a que sometió a su funcionario de Edurbe, que trató de prevenirlo del gran error que iba a cometer, lo muestran como un déspota de la peor calaña, digno representante de la estirpe atrabiliaria de los Blacamanes. Ya saben los que quedan en el gabinete, lo que les espera.
Mientras esta película continua, cada día más truculenta, la ciudad se viene abajo y se cae a pedazos, no solo desde el punto de vista de su infraestructura física sino, y esto es lo más grave, desde la falta de un direccionamiento estratégico que procure la reactivación de las variables económicas, financieras y sociales, que tanto daño vienen haciendo a las posibilidades de subsistencia de nuestra gente y que nos muestran cada vez más rezagados, en el panorama de las principales ciudades del país. No solamente estamos mal sino, que ya todo el mundo lo sabe, y estos temas ni siquiera se mencionan en la agenda del gobierno, en la que solo tienen cabida la confrontación, la división, la ofensa, el insulto y el llamado al caos generalizado.
Basta con escuchar las reflexiones, muy puestas en razón, de nuestros expertos en análisis de las variables de ciudad, para entender con mucha tristeza, nuestra aberrante realidad. Decían recientemente los doctores Juan Correa y Amaury Julio que, a pesar de ser la Heroica una de las primeras ciudades del país en importancia portuaria, industrial y turística, en la actualidad tan solo ocupamos el puesto 11 en competitividad, según el estudio nacional de competitividad de 32 ciudades del país. Esto debido, obviamente, a nuestra falta de implementación de políticas integrales, sistémicas y con visión de futuro, para el logro de una verdadera articulación de los diversos ámbitos de la competitividad de la ciudad, la falta de modernización del sector público, la falta de atención a las debilidades en infraestructura de servicios básicos y sistemas de comunicación, a la nula creación de estrategias para reducir los costos de algunos servicios públicos y el no enfrentar los problemas sociales y de desigualdad que presenta la ciudad.
Pero esto no es nada si les contamos que ocupamos el puesto 32 en desarrollo sostenible, debido al increible retraso en los proyectos necesarios para atacar estas debilidades. Como quien dice, lo que nos está pasando no es nada, comparado con lo que se nos viene pierna arriba. Obviamente, eso es muy fuerte para este gobierno emparapetado, atolondrado y sin rumbo.
Por lo pronto, ya sabemos que este año, con el panfleto del plan de vacunación, tampoco se hará nada y el comienzo de año así lo muestra. El año entrante es año electoral, con ley de garantías y demás juguetes y claro, tampoco se podrá hacer nada. Como quien dice: apaga y vamos. Repito: esa platica se perdió.
Según Alain Deneault, la mediocracia que es el gobierno de los mediocres, se ha consolidado como una clase dominante, paradójicamente, al servicio del poder.